Bruno Vides, Ángel Mena y Alexander Domínguez, afrontaron momentos difíciles antes de consolidarse en Primera. Jugarán el domingo.Foto: EL COMERCIO
Desde muy pequeño, la obsesión de marcar goles acompaña a Bruno Vides (22 años). A los cuatro años de edad, su padre Rubén, fue quien le inculcó la ambición por encarar y buscar definir las jugadas en ofensiva.
Sus inicios fueron en Juventud Antoniana en Salta, club de la Tercera Categoría de Argentina.
Bruno Vides, jugador de la Universidad católica. Foto: Archivo
Una de las enseñanzas de su padre que pregona a diario es el sacrificio, humildad y aspiraciones de ser más. “Son las claves para no conformarse y buscar los sueños”. Cuando se concretó su fichaje a Universidad Católica, en la segunda semana de junio, Bruno se trazó la meta de superar la marca de 15 goles que anotó en el Deportes Copiapó, en los 11 meses que jugó en la Serie B de Chile, entre el 2014 y 2015. En 1 674 minutos con los camarattas ya igualó esa marca, pero su reto aún no se supera.
Aunque la mente del goleador del ‘Trencito Azul’ está puesta en su reto personal, ya tiene reservada la camiseta con el dorsal 32 que usa para regalarla a su padre, quien junto a sus 8 hermanos lo esperarán en Argentina para compartir las fiestas de Fin de Año. “Él (su padre) también es parte de esto”, dijo Vides, quien es devoto de la Virgen del Cerro en Salta.
En su tiempo libre, el goleador argentino se distrae en el cine. Tiene seis meses más de contrato con los camarattas y espera que en ese tiempo pueda contar más con su familia, quienes vivieron con expectativa su etapa de ‘sparring’ con un equipo que se entrenaba con la Selección de Argentina, cuando la albiceleste se preparaba para la Copa América del 2011.
La familia de Vides es hincha de Boca Juniors y espera que Bruno en algún momento llegue al cuadro de la Ribera.
Alexander Domínguez se adapta a su nuevo rol de padre en estos días. El golero de Liga de Quito y de la Selección aprende de pañales, cunas y biberones. Hace dos meses y medio nació su hija Lola Alesandra y eso cambió su rutina y la de su esposa Dolores Cabrera.
Alexander Domínguez, golero de Liga de Quito. Foto: Archivo
Su primogénita es, ahora, su nueva inspiración para jugar al fútbol. El esmeraldeño, de 28 años, estuvo presente en el nacimiento de su heredera y derramó lágrimas, contó su cónyuge.
A ‘Dida’ y su pareja les “ganó” la emoción con la llegada de la pequeña que nació por una cesárea. Hace más de un año la pareja perdió a su primer bebé. Pero se sobrepuso y ahora disfrutan su “nueva vida”.
Ellos se casaron hace tres años. El matrimonio dio más seguridad a ‘Dida’, dice Gustavo Flores, preparador de arqueros de la ‘U’ y quien pulió al deportista hasta convertirlo en titular de los albos y en la Tricolor. “Siempre el matrimonio ayuda”, asegura el argentino.
En el Complejo de Pomasqui, Domínguez transmite su felicidad. Tras los entrenamientos suele conversar con sus compañeros y hacer bromas. También, dialoga con frecuencia con los juveniles a quienes les gusta apoyar en situaciones difíciles en la cancha y fuera de ella.
Al arquero le gusta ayudar a los más jóvenes pues recuerda que afrontó momentos difíciles cuando intentaba llegar a un plantel de Primera. En Esmeraldas, el golero laboró barriendo pisos y limpiando mesas en el Hotel Roma antes de viajar a Quito, donde se incorporó a Liga e hizo su carrera en el fútbol. Esas experiencias le dieron una personalidad que es una de las cualidades en su carrera de golero.
Antes del partido con Mushuc Runa -el pasado 22 de noviembre- Ángel Mena había pasado 116 días sin anotar en el Campeonato y se sentía desesperado. Su esposa, Shirley Posligua, intentaba tranquilizarlo. Ella le decía que solo debía tener tranquilidad al momento de enfrentarse a los goleros rivales.
Ángel Mena celebrando un gol con Emelec. Foto: Archivo
Para eludir el estrés por la falta de gol, Mena y su esposa se tomaban fotos, hacían videos… y los subían a sus cuentas de redes sociales. En las fotografías posaban junto a sus hijas Angélica (de 6 años) y Valentina (2 años). En los videos, en cambio, se los veía abrazados o bailando.
El apoyo familiar dio resultados y Mena volvió a marcar ante el Mushuc Runa. Su anotación le ayudó a “sacarse la sal” (cliché cuando no hacen goles). Luego, anotó ante Liga de Loja y River Ecuador. Así, sumó cuatro goles en los últimos cinco partidos que ayudaron a que Emelec recuperara el primer lugar.
Este año, Mena no ha marcado constantemente. Las molestias musculares lo alejaron de las canchas en tres oportunidades. Una lesión, incluso, lo dejó fuera de la convocatoria de la Selección ecuatoriana para la Copa América de Chile.
Durante sus procesos de recuperación, sus hijas lo ayudaban. Ellas se convertían en sus “enfermeras” particulares. Le pasaban la comida, le ayudaban a moverse y a cumplir sus terapias.
Ahora, Mena se siente en buen estado físico y cuenta que su sueño es coronarse tricampeón del balompié ecuatoriano.
“Quiero que este sacrificio dé frutos. Un trofeo más será un premio a todo nuestro esfuerzo”, dijo convencido el delantero ecuatoriano de 27 años.