Christian Lara celebrando el gol anotado ante Barcelona Sporting Club. Foto:
En el hogar del ‘Diablo’ hay una especie de altar futbolero. Allí Christian Lara guarda las camisetas de la Selección ecuatoriana y de los ocho clubes en donde ha jugado el quiteño, de 35 años.
También hay trofeos, medallas, fotos históricas, recortes de prensa y decenas de zapatos de fútbol de todos los colores posibles. Cada objeto tiene su historia.
Por ejemplo, hay una placa de reconocimiento que recibió por parte de El Nacional, su actual club. En el 2003, el equipo de los puros criollos homenajeó al futbolista quiteño por los 10 años de permanencia en las formativas. Salió desde la Sub 12.
El diminuto volante (mide 1,62 m) desempolvó la placa hace tres semanas para tomarse una foto, subirla a las redes sociales y así reafirmar su compromiso con el ‘bitricampeón’ para este año.
La ratificación del jugador en el club para este año, por parte del entrenador uruguayo Eduardo Favaro, inyectó motivación a la carrera del futbolista que ha saboreado los campeonatos locales con Liga de Quito y El Nacional.
Ahora suma 99 goles y está a uno de entrar en el selecto grupo de los futbolistas que han marcado 100 tantos en los torneos locales.
“Todavía me levanto y voy a entrenar como si fuera mi primer día. Me gusta el olor a césped y creo que todavía puedo seguir rindiendo un rato más en el fútbol”, dice el futbolista, padre de tres hijos que lo acompañan a los partidos del ‘Nacho’.
Lara es uno de los más ‘veteranos’ que corre y pelea las pelotas con los juveniles en cada entrenamiento. También el que en ocasiones pone la chispa en el grupo.
Incluso en el inicio del torneo celebró el gol del triunfo ante Barcelona -el domingo- imitando a Samuel Eto’o. El ‘Diablito’ se llevó la mano a la cintura simulando tener dolores por la edad.
Sin embargo, físicamente el jugador está 10 puntos y la edad no es un problema. El preparador físico César Benalcázar conoce cada fortaleza y debilidad para tenerlo corriendo de forma endiablada y como un jugador quinceañero.
Benalcázar trabajó con Lara en el equipo campeón del 2006. “Trabajamos amparados en las evaluaciones médicas y de laboratorio para tener respuestas fisiológicas. Hacemos trabajos específicos con balón y con movimientos físicos para fortalecer sus músculos”.
Es frecuente que Lara se quede después de los entrenamientos en el complejo El Sauce practicando tiros libres y penales. Educa con el ejemplo.
Le gusta conversar con los jóvenes del equipo y aconsejarles. “Su amabilidad es incomparable con el resto del equipo”, dice Benalcázar.