Las desgracias nunca vienen solas. Y al parecer Deportivo Quito
no es la excepción. Luego de su descenso a la Segunda categoría por no cubrir diversas acreencias, la directiva enfrenta una división interna que intenta desconocer al directorio y “refundar” el club.
Sus dirigentes resolvieron no declarar la quiebra del club estructurando un fideicomiso para pagar las deudas y a través de un concurso de acreedores acudirá a una auditoría forense para calificar las deudas respaldadas jurídicamente.
El proyecto de reestructuración incluirá que el club se transforme en una sociedad anónima para que los actuales y futuros directivos tengan responsabilidad directa sobre inversiones y administración del club. La nueva estructura es elaborada por un departamento jurídico, que simultáneamente litiga para recuperar dineros adeudados por la FEF por concepto del porcentaje de utilización de la publicidad interna en las eliminatorias en el Atahualpa. Mientras esto acontece cierta facción de la hinchada se autoconvocó para desconocer al actual directorio y ejecutar el “que se vayan todos” y elegir “gente nueva”. Posiblemente con estas medidas se piensa, al menos en purificar el presente y santificar el futuro azulgrana.