Una vez que un equipo inicia un contraataque, intenta llegar al arco rival en el menor tiempo posible con el menor número de toques.
El rival que posiblemente esté mano a mano o incluso en inferioridad numérica, lo que hace es retardar el mismo.
Entonces la labor de los jugadores después de un ataque sin éxito es prevenir el desarrollo y evolución del contraataque del rival. Este principio defensivo tiene dos momentos en el fútbol.
El primero es replegar. Este termino, más usado en un campo de batalla cuando las tropas repliegan sus líneas, se aplica también en el fútbol.
Es decir si nuestra defensa esta incompleta y sufre un ataque del rival, lo que debe hacer es retroceder o retornar lo más pronto posible su posición original.
El segundo es temporizar, y significa aguantar o detener la progresión ofensiva del rival después de haber perdido la posesión del balón, dicha acción se realiza sobre el poseedor del balón y es ejecutada por el jugador más próximo a él.
El objetivo principal de la temporización aparte de detener el avance ofensivo del rival es el de darle tiempo a los demás jugadores de replegarse rápidamente y retomar sus posiciones para realizar tareas defensivas. El uno se complementa con el otro.
La jugada que todos recordamos de Ecuador versus Suiza (en el primer encuentro del Mundial), en la que sufrimos el contraataque al final es un ejemplo.
Allí el que primero intenta detenerlo es Carlos Gruezo con una falta. Sin embargo, el suizo sigue adelante y encuentra a nuestra defensa incompleta, ya que una parte se había ido al ataque, pero no pudo replegarse rápido a su posición inicial.
Por eso el fútbol es único, porque en cada partido, en cada jugada podemos aprender algo nuevo.