Arturo Mina (izq.) junto con Juan Carlos Paredes y Antonio Valencia antes de su partido ante Haití por el grupo B de la Copa América Centenario. Foto: EFE
Arturo Mina tenía un sueño en su infancia y adolescencia: jugar en el Chelsea de Inglaterra o en otro club grande. Hace 48 meses esa ilusión estaba distante y era muy lejana.
Con 21 años y una buena estatura (mide 1,88 m) tenía sobrepeso y jugaba en la Reserva del Macará de Ambato, en la Serie A. No había debutado en el fútbol profesional, deambulaba en los torneos de la Segunda Categoría y hasta tenía problemas personales.
La vida del espigado zaguero tuvo un punto de giro la primera semana de diciembre del 2012. Fabián Bustos, entrenador del equipo ambateño en ese entonces, le abrió la puerta del fútbol profesional. Le confió la titularidad ante Deportivo Quito.
“Tuvimos que hacer un trabajo especial en lo físico porque estaba con sobrepeso. Jugó el último partido en el que salvamos la categoría y eso sirvió para ser ratificado para el siguiente año”, recuerda el DT.
Una de las características que convenció a Bustos fue su rapidez y su juego aéreo. Dos cualidades que serán claves en la defensa de Ecuador en el partido de esta noche (20:30) ante Estados Unidos, por los cuartos de final de la Copa América Centenario.
Mina es para los analistas una de las revelaciones del torneo por su buen rendimiento y es candidato a mantenerse en la titularidad de la Tricolor.
El crecimiento del esmeraldeño ha sido vertiginoso. El 2013 logró afianzarse en la Serie A, pero uno de los momentos más difíciles fue cuando se fracturó un dedo de su pie.
Guillermo Mina y María Meza, los padres del zaguero, se convirtieron en el apoyo del futbolista en esos momentos críticos. Cuando visitaba a sus padres, en el natal Rioverde (Esmeraldas), lo consentían con el tapado de canchimala, un pescado especial.
Salir de Ambato y fichar por Independiente, en el 2014, fue el mejor paso en su carrera. El equipo de los rayados se convirtió en la vitrina para el éxito.
En tres temporadas creció futbolísticamente. Se convirtió en uno de los mejores zagueros centrales y entró al rol estelar de la Selección.
Sus actuaciones en la Copa Libertadores con los rayados influyó para que equipos grandes del continente se fijaran y preguntaran por él.
Sixto Vizuete fue el entrenador ecuatoriano que lo convocó a la Tri por primera vez en el 2014. Desde allí se convirtió en un llamado permanente para eliminatorias y los amistosos.
Ahora es pretendido por clubes de algunos países. Diego Herrera, el empresario del jugador, negocia a Mina con clubes brasileños, pero hay alternativas con otros europeos. Aunque los derechos son de Independiente, Macará recibirá dinero por una potencial transacción, según Miller Salazar. La directiva del Valle pidió al empresario negociar con la condición de que juegue las semifinales de Libertadores.
Por ahora, el defensa sueña con clasificarse y luego resolver su futuro junto a su esposa Maura y sus hijo Darius y Dante. El Chelsea aún es su sueño.