La fuerza shuar brilla en Morona Santiago

Lixi Shacay, Silvana Ijisam y Kléber Zabala, destacados exponentes del taekwondo nacional. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO

Lixi Shacay, Silvana Ijisam y Kléber Zabala, destacados exponentes del taekwondo nacional. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO

Lixi Shacay, Silvana Ijisam y Kléber Zabala, destacados exponentes del taekwondo nacional. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO

La selección de taekwondo de Morona Santiago arribó a Cuenca con seis seleccionados para participar en los XIV Juegos Nacionales de Menores. Ellos son oriundos de los cantones de Logroño, Gualaquiza y Palora. De ese grupo, el 50% pertenece a las etnias shuar y achuar.

Kléber Zabala Puma fue el más destacado de los taekwondoistas de las comunidades indígenas. El niño de 12 años alcanzó la medalla de plata y ofreció el subtítulo nacional a sus padres. Confiando en sus condiciones aseguró que su meta es vestir la Tricolor en torneos internacionales.

Lixi Shacay y Silvana Ijisam no consiguieron preseas en Cuenca, pero se sintieron honradas de representar a la provincia. Ambas tienen 14 años y llegaron a la competencia con siete meses de entrenamientos. Son primas y estudian en la Unidad Educativa Ciudad de Ibarra del cantón Logroño.

Zabala, Shacay y Ijisam
son dirigidos por Jaime Cashindio, quien hace seis años inició el proceso con un grupo de taekwondoistas en la Liga Deportiva Cantonal de Logroño. De allí salió Thomás Cabrera, quien ahora integra la preselección Júnior de Ecuador y está concentrado en el Centro de Entrenamiento para el Alto Rendimiento de Carpuela.

Los tres deportistas, después de sus competencias, observaron relajados la tercera y última programación de los Juegos Nacionales de Menores.

Mientras seguían de cerca los combates, el adiestrador les daba sugerencias, poniendo como ejemplo lo que ocurría en el tatami con los competidores de otras provincias.

Cashindio es hijo de padre shuar y madre quichua, quienes nacieron en Morona Santiago y Pastaza, en ese orden. Se siente orgulloso de representar a los pueblos indígenas amazónicos. Su meta es que uno de sus dirigidos triunfe en eventos internacionales.

Como deportista, fue seleccionado de Imbabura, en donde creció y se formó como técnico. Sin embargo, aclaró que nació en Logroño.

En la actualidad, el estratega de 38 años cuenta con 36 deportistas que asisten constantemente a las prácticas, cuyas edades van desde los 8 hasta los 14 años. Ellos llegan de las comunidades de Paquisha, Chinimbe y Sangay, perteneciente al cantón Logroño.

Cashindio reconoce que los niños, adolescentes y jóvenes shuar y achuar tienen una ventaja: su fortaleza física. Se complementa con su coraje natural que lo expone en el tatami. “Lo que insistimos en los entrenamientos es la parte técnica, táctica y flexibilidad”.

Una de las carencias es el tema económico, puesto que algunos deportistas no tienen dinero para pagar el transporte que les permita llegar a los entrenamientos o a las sedes de las competencias. A través de autogestión y con la organización de rifas y bingos se recauda fondos para ayudar a los chicos que no tienen.

La Escuela de Taekwondo de la Liga Cantonal de Logroño cuenta con un escenario amplio y adecuado, con tatamis nuevos, gracias a las gestiones de los dirigentes de turno.

Allí se recibe a los 36 alumnos, que en ocasiones son más. Con los niños de 8 años se trabaja en la parte lúdica: motricidad, coordinación, trabajos de hula, con balón y otros ejercicios. De esa manera, el alumno se va incorporando de a poco en las artes marciales.

Desde los 10 años, los deportistas compiten en campeonatos abiertos y topes con otros clubes. El primer objetivo es llegar a la selección provincial y luego a la nacional.

Entre los principales taekwondoistas de Morona Santiago se destacan Cashindio, Kevin Chumpi (ahora técnico del cantón Gualaquiza), Efrén Ananga y Patricio Naicakt, los tres de la etnia shuar.

El estratega insiste que, con disciplina y constancia, se puede triunfar, porque en su provincia “hay chicos con espíritu indomable”. Está convencido que pronto vendrán los éxitos.

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