Barcelona no queda eliminado por culpa del árbitro que expulsó a Matías Oyola ni por el empate con Libertad. Queda fuera por perder de local ante Libertad y Atlético Nacional, aunque esas derrotas también tienen un fondo más grave que influyó en toda la campaña copera. Develémoslo:
1. Se armó el equipo mal y muy tarde
Queda la sensación de que la renovación de la plantilla fue al apuro, tardía y con elementos que no estaban para vestir esta camiseta. Barcelona es un grande y debía prepararse con más ahínco para un torneo del que guarda buenos recuerdos (cada vez más y más lejanos). Perder no es problema pues forma parte del juego, pero se perdió feo, con tres cotejos bochornosos que tuvieron su clímax en el famoso ´desmayo’ de Banguera. La entrega asomó al final.
2. Israel estuvo ausente al inicio
Un tema personal obligó a que el DT Rubén Israel estuviera ausente del arranque del torneo de Serie A y se perdiera gran segmento de los primeros entrenamientos. Tuvo que pasar algún tiempo para que el equipo levantara vuelo y eso fue en parte porque Israel tardó en conocer a sus nuevas piezas, algunas con más talento que otras, y otras mal usadas. Colón sigue siendo una ficha que saca canas verdes. Se mejoró y mucho, pero es obvio que se perdió tiempo por ese lío personal.
3. Falta de un 5 de jerarquía
Repasemos qué pasó con Libertad esta vez: se expulsa Oyola e Israel mete al ‘Gordo Lucho’ para apuntalar la contención. Pero Caicedo lo primero que hace es cometer falta, justo de la que nace el gol que elimina a Barcelona. Con Alex Bolaños (sí, no me canso de repetirlo) esto no hubiera pasado. Dejar ir a Bolaños fue un error que todavía se paga con sangre.
4. Escasa jerarquía
Es verdad que la expulsión de Oyola fue equivocada, pero hay miles de ejemplos en que eso no impide ganar el cotejo, sobre todo con el marcador a favor. BSC no pudo contrarrestar ese problema, habitual en el fútbol. Se notó que la plantilla no tenía aire para aguantar la presión ni sostener el buen juego del primer tiempo. La entrada de Caicedo no ayudó ni mucho menos la de Marlon de Jesús, la peor contratación de los canarios, incapaz de anotar cuando se lo necesita. Lo más extraño fue que Damián Lanza quemaba tiempo en los adicionales, cuando era urgente mover rápidamente el balón. Eso es carecer de la jerarquía (y de la banca) para afrontar duelos como estos. En fin, será para la próxima.