Un metal atraviesa la tibia de la pierna derecha de Juan Manuel Correa. Le permite caminar con normalidad y maniobrar los pedales de un monoplaza de Fórmula 3 que puede correr a más de 200 kilómetros por hora.
El piloto ecuatoriano siente el metal como si fuera ya una parte más de su cuerpo. Se lo incrustaron como parte de la reconstrucción de sus piernas a la que se sometió tras sufrir un aparatoso accidente en la pista del circuito de Francorchamps, en Bélgica, hace dos años y medio.
Correa subía la cuesta más pronunciada del circuito y al curvar un pedazo de auto topó uno de los alerones de su bólido, le hizo volar por los aires y chocar con el monoplaza del francés Anthoine Hubert, su amigo que perdió la vida tras el impacto.
Tras el accidente, le indujeron a un coma para salvar sus pulmones y cuando despertó, después de dos semanas, se sometió a operaciones por las múltiples fracturas y heridas en las piernas. Su tobillo explotó. Lleva más de 20 cirugías desde entonces.
Los doctores le dijeron que probablemente volvería a las pistas en tres años, pero luego de 18 meses del accidente se subió al monoplaza de la escudería ART Grand Prix.
Con esa escudería compitió esta temporada en la Fórmula 3. Terminó undécimo y sin sumar puntos, pero con la satisfacción y la sensación de que volvía a la vida al maniobrar nuevamente en las pistas.
“Ese accidente cambió mi forma de ver la vida y lo que en verdad importa. Me ha ayudado a ser un mejor ser humano”, reflexiona el ecuatoriano-estadounidense de 22 años. El proceso de recuperación lo impulsó también a volver pronto a la alta competencia y mantener su anhelo de correr algún día la Fórmula Uno.
“Estoy consciente que cada vez es más difícil que llegue a la Fórmula 1. Perdí tres años de mi carrera por el accidente. Estuve un año y medio paralizado y recién esta temporada estuve en la Fórmula 3.
“Entonces, si no se da el correr en la F1, pues tendré otras alternativas para ganarme la vida como piloto. Pero creo que aún me merezco seguir intentándolo”, dice Correa a este Diario desde Miami, antes de desplazarse a Quito, donde impulsará actividades para promover el deporte tuerca.
Antes del choque, Correa ya estuvo en la Fórmula 2, la antesala de la F1, donde llegó a treparse a dos podios. También hizo pruebas en un bólido de la F1. Este año, bajó de categoría a la F3, pero quiere seguir en las pistas.
Si no llega a la Fórmula 1, explica que tendría opciones para correr en la Indy Car de los Estados Unidos, el campeonato de Endurance de Europa o la Fórmula E. “Incluso en Japón hay carreras, con las que podría ganarme la vida como piloto”.
Aunque su contrato con ART Grand Prix ya culminó, su mánager, el francés Ewen, negociará su vinculación a una escudería para sus competencias en el próximo año. Las 24 Horas de Daytona y las 24 Horas de Le Mans, en Francia, son carreras de larga duración que también están en sus planes.
Mientras eso se define, Correa pasará las festividades de fin de año junto a sus familiares, en Quito.
En estos días, también promoverá un evento de karting para mujeres y niños con limitaciones económicas y que trabajan en las calles. Además, se impulsará el karting para las personas con discapacidades, el mismo que hizo su lanzamiento ayer.
Su plan más ambicioso es realizar el Fórmula Ecuador 2022, un evento de karting al que quiere invitar a pilotos de otros países, incluidos algunos de la Fórmula Uno. Su propuesta es que se realice a finales del próximo año, y ya se la compartió al Ministerio del Deporte.
Tras compartir con sus familiares el fin de año, volverá a Londres, donde está radicado por la facilidad que esta ciudad le permite para desplazarse por Europa. En este continente, hay más Grandes Premios de la Fórmula 3, en donde seguirá compitiendo una temporada más.