Atendía a sus pacientes en Fisiodeport, el centro de terapia que mantiene desde hace 7 años al norte de la capital. De pronto una llamada lo sobresaltó.Al otro lado de la línea, Juan Triviño, defensa de la Universidad Católica, le transmitía la noticia: Luis Antonio Valencia se había roto el tobillo izquierdo en un partido de la Champions League.
Era el pasado 14 de septiembre. Sixto Curipoma sintió dolor y preocupación al escuchar la información. Él es el fisioterapista de confianza del ‘Toño’ desde el 2007 cuando el crack dejó en sus manos la recuperación de su adolorida rodilla derecha.
Como muchos amigos y allegados de Valencia, Curipoma intentó comunicarse con el jugador vía telefónica, sin mayores resultados. Pero al día siguiente, recibió una llamada desde Inglaterra. Era Pedro Romero, el asistente de Valencia, quien le transmitió el deseo del jugador: “Antonio quiere recuperarse contigo”.
Inicialmente, el volante intentó venir a Ecuador para rehabilitarse. Pero por recomendación de los médicos del equipo inglés y de Patricio Maldonado, galeno de la Tricolor, decidió quedarse en Inglaterra. Sin embargo, la posibilidad de que Curipoma viaje a Manchester aún no se descarta.
El fisioterapista tiene 34 años, es delgado, habla pausado y con voz bajita. Cuando hablaba de Valencia, una sonrisa le dibujaba el rostro. El nexo entre los dos es cercano y en ello mucho tiene que ver sus orígenes: Antonio nació en Lago Agrio y Sixto vivió desde pequeño en la Joya de los Sachas.
Se conocieron en la Selección en el 2005, cuando ‘Toño’ emergió como figura. Curipoma ya trabajaba en la Tricolor desde hace dos años atrás.
Luego en el 2007, Valencia decidió tratarse con él y este año, en mayo, volvió a pedirle ayuda para rehabilitar su tobillo derecho.
El profesional médico combina sus labores en Fisiodeport con su trabajo en Universidad Católica. Por la apretado de su agenda, le propuso al jugador trabajar en un horario poco usual: las terapias se realizaban todos los días en la madrugada.
Jugador y rehabilitador se citaban a diario a las 05:30 en el interior del estadio Atahualpa para fortalecer el tobillo.
Las fotografías de aquellas jornadas de trabajo muestran a un Valencia relajado junto a Curipoma, su esposa Verónica Rojas y otras dos personas que ayudaban en la rehabilitación.
Además del ‘Toño’, Curipoma ha rehabilitado a Agustín Delgado, Édison Méndez y Ulises de la Cruz. Este último incluso lo llevó a Birmingham para completar su rehabilitación, mientras jugaba en el Aston Villa.
Logroño es compadre de Ambrosi y terapeuta de Paz
¿Se pueden hacer amigos en el fútbol? Édison Logroño, actual fisioterapista de Independiente José Terán y ex trabajador de Liga por 20 años, está convencido de ello. Durante su trayectoria, el profesional recuerda con cariño a Jacinto Espinoza, Eduardo Hurtado, Álex Escobar. Pero hay un jugador al que aprecia sobremanera: Paúl Ambrosi.
Logroño empezó a trabajar en Liga en 1987 en las divisiones inferiores y vio desfilar a una gran cantidad de jugadores.
En 1995 ascendió al equipo de Primera y cuatro años después conoció a Ambrosi, quien entonces jugaba como volante. La química entre los dos surgió de inmediato.
Las reuniones entre la familia de Ambrosi y la de Logroño se volvieron continuas. Hace dos años, el lateral de Liga le hizo una propuesta: “quiero que seas el padrino de mi hija Sofía”.
Y así fue. Logroño mira con especial cariño las fotos del bautizo de la infante. En su archivo también exhibe las fotografías del matrimonio del ex defensa Santiago Jácome, quien luce traje y corbatín negro.
Para él, la clave es trabajar con buen humor y ganarse la confianza del jugador lesionado. “Para el futbolista es complicado estar lesionado. Por ello, es importante ganarse su confianza”.
Otro de sus grandes amigos en el fútbol -Paúl Guevara- lo recomendó hace dos años para trabajar en el Independiente. Al equipo de Sangolquí acude dos veces en la semana. También trabaja en los partidos oficiales.
Su tiempo se divide entre su consultorio particular, la atención de los jugadores del Independiente y un cliente particular y exigente con quien tiene citas a diario: Rodrigo Paz. El ex alcalde de Quito recibe todos los días masajes por su dolencia en la espalda. A cambio y además del dinero de la sesión, Logroño obtiene consejos sobre cómo manejar sus ingresos.
Iza lleva 24 años ayudando a los lesionados de Liga
Ha perdido la cuenta de cuántos jugadores han pasado por sus manos en los 24 años que lleva como fisioterapista en Liga. Pero dice que no hay satisfacción más grande que recibir el agradecimiento de un jugador lesionado que logra recuperarse gracias a su tratamiento.
Fernando Iza, de 50 años, se acomodó en el escritorio del departamento médico de Liga y relató dos historias que aún le conmueven: hace cinco años, Gabriel ‘Gabo’ García se lesionó los ligamentos de su rodilla derecha. Estuvo varios meses fuera de la cancha, pero cuando volvió a jugar anotó un gol.
En la celebración, el ‘Gabo’ buscó a Iza y lo abrazó. Al final del partido, el ‘charrúa’ le regaló la camiseta que fue a su colección particular. “Antes teníamos una suerte de acuerdo con los jugadores: cuando se recuperaban me regalaban su camiseta. Tengo muchas”.
El fisioterapista albo comparte hoy su trabajo con Jaime Flores, de 28 años, quien este año subió a trabajar en el equipo de Primera. Flores está en la cancha de entrenamientos atendiendo las necesidades que se presenten en la práctica. En cambio Iza permanece en el centro médico trabajando con los jugadores golpeados. Actualmente trabaja con Nelson ‘Beto’ Martínez.
¿Y la otra historia que más recuerda Iza? Esa sucedió hace muy poco, exactamente el 1 de julio del 2008, un día antes de que Liga se proclame campeón de la Copa Libertadores.
José Cevallos estaba lesionado y era la gran duda de los albos para medirse con el Fluminense. ‘Pepe Pancho’ fue sometido a intensas sesiones de trabajo para recuperarse. El día anterior a la final, Liga reconoció la cancha del Maracaná, pero el equipo no fue autorizado a entrar a la cancha con zapatos de fútbol ni balones. “Pancho quería saber cómo debía moverse debajo del arco. Yo tenía a mano mi canguro en el que guardo medicamentos y vendas. Empecé a lanzarle eso en el calentamiento”.
Cevallos fue la figura clave del partido al atajar tres penales. En el camerino se abrazó con Iza y le agradeció por recuperarlo y por lanzarle el canguro. Al fisioterapista aún se le humedecen los ojos al recordarlo.