La alternativa de matador de toros es el día más importante de la vida profesional de un torero y marcará su futuro. En un alto a su tesonero entrenamiento José Alfredo Cobo respondió el cuestionario de EL COMERCIO.
¿Qué siente un novillero a días de su alternativa?
Mucha ilusión pero a la vez un alto sentido de responsabilidad .
¿Está consciente de que desde el doctorado todo empieza de nuevo?
Sin duda alguna, y además estoy consciente de que implica más sacrificio, dedicación y esfuerzo. Nunca se termina de aprender.
¿De dónde le viene la afición a José Alfredo Cobo?
De mis antecedentes familiares por parte de mi padre y de mi madre. Desde pequeño siempre acompañé a mi padre al campo, sabía los números de las vacas y de las crías, cuales eran su madre y su padre, entonces la loca idea de ser matador no se me pasaba siquiera por la mente.
¿Cuándo vio claro que quería ser torero?
A los 10 años toreé mi primer festival, no sé si fue mi mejor experiencia, la becerra me pegó una voltereta y no quise volver a salir, recuerdo haber pedido agua, tenía toda la cara llena de arena y escuché a mi padre decir que “el agua era para los patos”.
Pero un día tuvimos una invitación a Huagrahuasi, que marco mi vida. Cuando estábamos con José Luis Cobo en el potrero, al ganadero y matador de toros -admirado por mí-, se le ocurrió la idea de torear un becerro a campo abierto. Después de disfrutar viendo la suavidad del toreo de José Luis llegó mi hora de torear por segunda vez en mi vida y sentir el toreo como pocas veces lo he hecho hasta hoy; lo toreamos por más de una hora y me dio mi pasaporte a esta aventura de soñar en ser torero.
¿Cómo lleva un torero la preocupación de la familia, la responsabilidad de su padre y hermano, que son conocedores?
Eso es para mí un gran respaldo anímico y emocional, que tengo que compensarlo con responsabilidad.
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¿Qué supone la preparación para la alternativa?
Ilusión, responsabilidad y sobre todo conciencia de lo trascendente del hecho.
¿Cuántas vacas ha toreado en el campo y cuántos novillos has matado a puerta cerrada estos días?
32 vacas y ocho novillos, con el respaldo generoso de los ganaderos, para que pueda estar a punto ese día.
¿Hablemos de sus inicios, en qué año fue la primera novillada?
Mi debut de luces, un día soñado. Lo hice en Puyo, junto a Juan Pablo Díaz y al rejoneador Wilson Valladares, con reses de La Merced. No tenía todavía un vestido de luces, utilicé un grana y oro de un compañero de la escuela taurina y gran persona: Martín Enríquez. Ese día viajé sin mi familia -que siempre suele acompañarme-, toda la noche en el camión de los toros. Mi debut con caballos fue en Salcedo, una novillada de San José del Quinto, junto a José Arcila, hoy matador de toros colombiano, y Enrique Terán.
¿De los compromisos en Perú, Colombia, Venezuela y México, cuáles han sido las enseñanzas y cuáles los más fructíferos?
Las enseñanzas han sido fundamentalmente en el orden técnico, en el profesionalismo y en la vivencia misma del mundo del toro.
El compromiso más fructífero fue cuando corté un rabo en Monterrey, México, a un toro de las Golondrinas. Eso fue positivo en lo técnico y en lo anímico. Un triunfo así te da mucha moral para seguir en esta dura lucha.
¿Qué le parece el cartel para el día de la alternativa con reconocidas figuras de Francia y de México?
Me gusta, me ilusiona y me compromete. Hubo la posibilidad de tomarla (la alternativa) a fines del año pasado en México, pero ante el ofrecimiento de una persona con tanta afición, seriedad y sentido empresarial, como don Patricio García Díaz, principal de Tauroproducciones, no dudé en hacerlo en esta primerísima feria del Ecuador.
¿Cómo será el vestido?
Muchos toreros prefieren guardar la sorpresa pero yo he colocado la foto en redes sociales. Es un traje fucsia y azabache confeccionado por el sastre ecuatoriano El Vito.
¿Luego de la alternativa?
Seguir luchando por mi ilusión , por mi afición y fundamentalmente por la fiesta y la afición ecuatoriana.
José Alfredo Cobo Nació en Quito el 6 de septiembre del año 1988.
Alternativa Riobamba, 12 de abril del 2014. Juan Bautista Jalabert (Francia), padrino, Arturo Saldívar(México), testigo.