Sebastián Castella cortó tres orejas y salió a hombros por la puerta grande tras dos trasteos técnicos y de gran temple. Diego Silveti, de excelente toreo de hondura y calidad, perdió los trofeos por los aceros y Pablo Santamaría cortó una oreja en la tarde de su alternativa de matador de toros.
Con tres cuartos de entrada en los tendidos el público salió muy contento con el espectáculo. Se lidió una bonita corrida de Vistahermosa terciada pero de hechuras y calidad en general. Sobresalió el corrido en tercer lugar y se condenó a banderillas negras sin merecer el sexto.
Sebastián Castella de Herault, Beziérzs, Francia que debutaba en Ambato, estuvo en torero toda la tarde. Toreo bien de capa a su primero, sin fuerza pero con nobleza, dosificó el castigo en varas y Se dobló con talento cuidando la embestida del burel. Consiguió tres buenas series de muletazos en redondo con la mano derecha con algunos superiores de temple y calidad. Al ponerse para torear al natural el toro tardaba y acusaba intentos de irse de la pelea. Los naturales fueron de aguante. Volvió a porfiar por derechazos y firmó una gran estocada. Palmas al toro en el arrastre y dos orejas que el francés paseó entre ovaciones.
En el cuarto, recuperada la lidia ordinaria, un costalazo serio cuando Castella lanceaba a la verónica cambió el matiz de la lidia. El diestro francés lo cuidó en varas. La faena de muleta la inició por alto, el toro tenía una embestida desigual y terminó humillando por el temple de buen conocedor que imprimió el torero que mostró que tiene cabeza y conocimientos, pese a que el toro pegaba cabezazos y quería coger los engaños, cosa que ocurrió en dos desarmes, la faena fue de emoción y vibración, a tal punto que varios espectadores llevarnos pedir el indulto. La insistencia del torero fue clave, la embestida difícil de la res descompuso el ensayo con la mano izquierda pero al volver a tomar la muleta con la derecha consiguió los mejores pasajes de su faena y escuchó un armónico solo de trompeta desde la banda municipal que acompasó el intenso momento de torería. Otra serie de derechazos, el martinenete de remate y arrebato una serie de estatuarios finales precedieron a dos estupendos pases de trinchera. Pinchó Castella pero luego dejó una estocada entera y con una oreja más que merecida paseó la vuelta por el redondel.
Diego Silveti, de Irapuato, Guanajuato, México, era también era nuevo en esta plaza. Su primero, de nombre Mañoso de 415 kilos, fue noble bravo y repetidor de un son que el mexicano supo aprovechar desde los primorosos lances a la verónica y la media de remate y un buen quite por gaoneras que puso a la plaza a su favor.
Los estatuarios iniciales de su faena de muleta fueron como para ilustrar un cartel de toros. Las tres series en redondos por la mano de fecha tuvieron temple superior y hondura singular. El toro mostró su rítmica embestida en dos series de naturales y Silveti volvió a tomar la mano derecha para cuajar una tanda superior. Al rematar su labor por bernadinas fue cogido aparatosamente.
Tras un manojo de adornos por alto pincho, dejó una estocada tendida y tres descabellas. Las orejas seguras se esfumaron. El toro fue aplaudido en el arrastre y Diego pasó a la enfermería a tomar oxígeno. Tiene varios golpes y tal vez otra cornada interna. Hoy debe torear en Autlán, México.
Corrió el turno y salió el azteca al sexto. Lo saludó de entonadas verónicas, el toro se desplazaba con buen galope pero sin fuerza, la que terminó de perder y la faena, llena de buenos trazos artísticos, careció continuidad. Pudo haber cortado una oreja pero la estocada defectuosa le volvió a quitar su premio.
Pablo Santamaría, de Quito, tomó la alternativa. Tras sus buenos lances capoteros. Recibió el toro, que fue muy castigado en varas y se paró. Pablo brindó a su padre, matador de toros presente en su cuadrilla y tras unos buenos doblones iniciales su faena fue intermitente. Mató mal y recibió algunas palmas.
La lidia del quinto, ya que había corrido el turno. Si bien el toro huía después de cada puyazo no merecía el castigo de banderillas negras. Exageró el palco en una baldón que solo se reserva para los toros mansos de libro. El toro le dejó estar y algunos muletazoss fueron buenos, estuvo animoso y se puso de rodillas pero lo superior de Santamaría vino con una soberbia estocada que derribó al jabonero sin puntilla y alcanzó el clamor general.
Oreja y premio al nuevo torero que debe ir asestándose en su nueva etapa profesional.
Otros entretelones
En las cuadrillas de la feria Nuestra Señora de la Merced, brillaron Guerra y Braulio, con la pica, por dos medidos puyazos. Calahorrrano, San Martín y el Bille en la brega y con las banderillas Chacón, de la cuadrilla de Castella, San Martín, El Diablo de Riobamba, El Bille y el pulgar.
Los aplausos fueron permanentes para los toreros participantes y los otros actores.
El público salió feliz de la plaza y Castella, ya es buena costumbre, se fue a hombros.