Se esperaba mucho del mano a mano del valenciano Enrique Ponce y el mexicano Diego Silveti, pero el poco trapío del encierro de la Estancia y su poca casta dio al traste con el éxito del festejo de esta noche, en la plaza Santa María de Querétaro, centro de México.
Lástima pues el bello coso registró un lleno total, pero la corrida de la Estancia no dio opciones. Con poco trapío y sin raza el ganado enfrió el ánimo de un público.
En total saltaron el ruedo seis toros del hierro original y dos de Marrón, el sustituto del protestado que abrió plaza y el otro de regalo que ofreció el valenciano.
Ponce, con el primero que fue protestado por su poca presencia, fue cambiado por uno de Marrón, pero la gente ya no le tomó en cuenta su labor y se silenció su actuación, el tercero también protestado con pitos a Enrique, que tuvo que abreviar. Tampoco con el quinto logró su propósito pese a que se mostró voluntarioso.
En el toro de regalo de mejores condiciones el maestro estuvo decidido y tuvo momentos de mérito, pero tampoco concluyó por romper su actuación. Aplausos.
Silveti, en sus dos primeros enemigos, tampoco con presencia y además rajados, estuvo muy por encima de ellos mostrándose decidido, firme y con torería. Aplausos en ambos. Con el sexto realizó la faena de la jornada. Lució su buena calidad tanto con capote como con muleta, pinchó, y todo quedó en petición de oreja no concedida y salida al tercio.