Con cerca de media entrada y un vendabal que imposibilitó el toreo casi de principio a fin se celebró la segunda corrida de la Feria de Quito 2011.
Se lidiaron toros de los hierros de Triana y Peñas Blancas. El cuarto, de la primera dehesa mencionada fue noble; con clase y repetidor, aunque de mal juego con el caballo, el quinto de Peñas Blancas y bravo y noble el sexto del mismo hierro anterior.
Fue noticia la sorpresiva aparición de un espontáneo que llevaba dos leyendas en la muleta. Una de ellas decía “Libertad” y hacía alusión a la prohibición de matar toros en las corridas El texto del envés del trapo rojo pedía una oportunidad. El público le ovacionó mientras los matadores trataban de impedir que siga toreando pero alcanzó a dar algunos muletazos. El Espontáneo es un matador de toros nacional llamado José Luis Rodríguez, El Lojano. Su padre saltó a la arena en la plaza de Sevilla en el año 2010 ante un toro de Miura y esa imagen dio la vuelta al mundo.
Otro aspecto anecdótico es que en el primero de la tarde David Mora “confirmó” su alternativa. Un despropósito que debería suprimirse en vista de que en Quito desde este año se prohibió la muerte de las reses en público. Hubo varios momentos de fuertes protestas por la restricción.
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Miguel Abellán fue aplaudido en un lucido quite de cinco chicuelinas y una serpentina con la capa. La labor fue estropeada por el fuerte viento y la falta de transmisión de su primer toro, de Peñas Blancas y al final de la faena fue aplaudido brevemente.
Recibió al cuarto, noble y de mayor peso, de Triana, con dos largas cambiadas y verónicas a pies juntos. Tras el episodio del Espontáneo y un buen par de Gabriel Caza, muy aplaudido, el torero madrileño alcanzó algunos pasajes estimables especialmente por derechazos rematados con el pase de pecho cuando el viento lo permitió. Siguió en el toreo al natural, se adornó con un molinete . Dio una vuela al redondel.
David Mora, también de Madrid y nuevo en esta plaza , lidió al primero de la tarde por la exigencia de la confirmación. El viento, como se ha dicho, también conspiró con su labor y en este caso la mansedumbre de toro tampoco rindió material propicio para el lucimiento. Del toreo de capa la media para dejar al toro ante la cabalgadura y las verónicas del quite tuvieron brillo. Inició su trasteo con ayudados por alto y cuando el toro se fue al terreno de la querencia fue volteado aparatosamente (ver fotos adjuntas) y el público y los profesionales temieron la cornada. Se levantó y la cara del toro para ensayar naturales excelentes de estilo en la propia querencia y torear dándole los adentros. Cuando el burel volvió a los corrales hizo el gesto de desacuerdo con la modalidad impuesta y dijo que los toros se deben matar por lo que recibió ovaciones.
De buena lámina y repetidor en la capa el chorreado colorado corrido en quinto lugar, Libertad, de Peñas Blancas recibió los buenos lances rematados con la media de rigor. Fue con la cara alta y no hizo una limpia pelea en varas pero conservó su buen son y a no ser por el vendaval el triunfo hubiese llegado seguro. Brindó David Mora al público y cobró buenos derechazos en un esfuerzo de aguante y porfía de mucho mérito puesto que el viento descubría los engaños. Fue despedido con ovaciones. El toro tardó en volver a los corrales e hicieron su aparición los bueyes.
La sosa embestida del tercero y las ráfagas de viento descompusieron la labor del ecuatoriano Álvaro Samper que estuvo voluntarioso y fue aplaudido.
El sexto fue un bravo y noble toro de nombre Señorito, de Peñas Blancas, al que le conjuntó un muy buen saludo de capote a la verónica, tras la larga cambiada con remates pintureros. Muy buen puyazo de Braulio Almeida y buena pelea del toro en el montado. Gran entrega y ganas de agradar del quiteño con muy buenos pasajes al final de su labor de muleta. Una ovación final.
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