La oreja concedida por el presidente del festejo a Juan del Álamo ha sido bajar de categoría la plaza de Zaragoza. Sin entrar a valorar si había mayoría de pañuelos en los tendidos, el usía debió medir con un criterio más firme la concesión.
Juan del Álamo no se entendió bien con un toro de seis años, que fue importante para la muleta y al que no llevó metido en el engaño en ningún momento, todo dentro de una labor efectista en la que pronto salieron los desplantes y los rodillazos.
Remató su labor con unas manoletinas difíciles de calificar por colocación y rapidez. Lo dicho, oreja barata.
El sexto fue otro gran toro por el pitón derecho y a Del Álamo le costó verlo. Las dos primeras tandas fueron al natural, con pases demasiado rápidos, para después surgir tres series de derechazos ligados, que fueron lo mejor de su labor.
En este toro anduvo mejor que en su primero, pero no cortó trofeo por levantarse el animal después una estocada trasera y tendida, y tener que utilizar el descabello.
Antonio Nazaré no ha tenido delante nada donde desarrollar su toreo. Su primero fue devuelto a los corrales al partirse el pitón izquierdo antes de ir al caballo.
Su sustituto estaba inválido y Nazaré dejó algún muletazo de buen corte en lo poco que le permitió hacerle el animal. Puso la muleta plana y la verdad es que ya iba siendo hora de ver un gesto así en lo que llevamos de feria.
El cuarto parecía de buena condición en banderillas, pero al llegar a la muleta dijo basta y se paró.
Julio Parejo, que fue muy cuestionado por su inclusión en esta feria, no mejoró las previsiones.
El primero de sus toros se medio dejó y el quinto rompió a “bueno” en la muleta, pero toreando a tanta distancia y sin apreturas fue complicado calentar los tendidos.