El rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza y el torero vasco Iván Fandiño se fueron a hombros el fin de semana, en la última corrida de la temporada de Medellín.
El rejoneador, al decir del portal Aplausos, “cuajó una faena precisa y medida” montando a Unamuno y Mayoral, con quien expuso y arriesgó, y sobre Chenel, con quien formó un alboroto, lo que llevó la emoción a los tendidos. Mató de rejonazo efectivo. El sexto que cerró fue un toro parado y aplomado. Todo lo tuvo que hacer el navarro, que se destacó a lomos de Dalí, causando las embestidas y luciéndose en vistosas piruetas. Mató de un rejonazo defectuoso.
El mismo portal dice que Iván Fandiño “hizo un esfuerzo ante el descastado y rajado segundo. El vizcaíno logró con mando y firmeza meter en cintura al toro en una primera parte de faena ligada e inteligente. Le encontró las distancias el torero que tiró de recursos en la parte final y tras una gran estocada paseó un trofeo. Claro lo vio Fandiño ante el quinto, un toro deslucido y bajo de raza. Muy puesto el torero, corrió la mano con templanza y limpieza en una labor a media altura, de series cortas, dentro de un conjunto en el que entendió muy bien a su oponente. Seguro y fácil, Fandiño cerró con manoletinas y una estocada contundente. Oreja.
El colombiano Pepe Manrique, al decir de la crónica, no tuvo material con el manso primero “dejó ante él una faena dispuesta, de más a menos, y que no llegó a tomar vuelo”. Desrazado su segundo y el diestro, de nuevo voluntarioso .