Una encastada novillada de Cebada Gago, cuyo listón de bravura lo ha marcado una emocionante pelea en el caballo, donde todos los novillos, excepto el primero, han recibido dos varas recargando, fue la nota destacada de un festejo que se saldó sin trofeos hoy en Algemesí (este)
Los novillos de Cebada Gago, bien presentados, serios y astifinos, bravos y con movilidad. Hubo mucha sangría en el tercio de varas, sin embargo, todos llegaron a la muleta con la boca cerrada y mucho que torear.
Ángel Jiménez: bajonazo y dos descabellos (silencio); y estocada pasada (vuelta tras petición).
Javier Ortiz: pinchazo, otro que “hace guardia” y media estocada (silencio); y cuatro pinchazos y estocada baja (silencio tras aviso).
La plaza se llenó en tarde entoldada y con ligera lluvia en el primero.
Ángel Jiménez se dejó tropezar mucho los engaños por el primer novillo, que pedía mando y firmeza, por lo que acabó desbordándole. El joven novillero, inseguro, la quitaba la muleta de la cara antes de iniciar el pase, y se quitaba también él.
En el tercero, que repetía mucho las embestidas y fue suavón, sin embargo, lo toreó por fuera, despegado. Así y todo le hubiera cortado la oreja si lo llega a matar bien
Javier Ortiz se mostró verde e inexperto, pero con mucho ánimo. Tuvo calidad su noble primero, no obstante, se tragaba los pases de uno en uno. Meritoria faena por las ganas que puso, a pesar de que le faltó “romper” al novillo hacia adelante.
El último fue el novillo de la tarde, pues repitió con temple y humillado, tuvo clase y suavidad en las embestidas. Y quiso mucho Ortiz, que le pegó pases estimables, aunque le faltó redondear con la espada.