El novillero Gómez del Pilar, que paseó una oreja hoy (martes) en Las Ventas, sin embargo, no se marchaba del todo satisfecho pues tuvo la Puerta Grande a su alcance de haber andado más fino con los aceros, por eso, al finalizar el festejo, y mirando al cielo, exclamó “he perdido la ocasión de mi vida”.
“Lo tenía todo en la mano y se me ha escapado por culpa de la espada. Me he dejado una oreja de mi primero y otra más del quinto por ese motivo. Mira que estoy matando los toros en el campo, y hoy, que era el día clave de mi temporada, pincho dos faenas importantes nada menos que en Madrid”, confesó Del Pilar.
“No tiene perdón -continuó el joven espada madrileño-, pero bueno, yo creo que he estado muy bien con los dos novillos, he estado muy a gusto y pienso que se me ha visto desde el principio entregado, que es lo que quiero que vean de mí, que salgo así todos los días vaya donde vaya”.
Con estas declaraciones parecía que Del Pilar había pasado de puntillas por Las Ventas, pero ni mucho menos, pues consiguió cortar una oreja al extraordinario quinto novillo, segundo de su lote, “un premio que espero que me sirva mucho”.
“No voy a soltar la oreja hasta que llegue al hotel. Venía a Madrid buscando contratos y con el objetivo de abrir la Puerta Grande, y aunque sólo me he llevado un trofeo, -insistió- espero que me hayan visto sobre todo la entrega y las ganas de llegar a ser figura en un futuro. Ojalá sea así”, concluyó.
La otra cara de la novillada la representó el zamorano Alberto Durán, a quien le correspondió “el peor lote que me podía tocar en Madrid, imposible para hacer el toreo que siento”, reconoció.
“Mi primero no transmitía nada, ni para bien ni para mal, todo lo contrario de lo que se necesita en esta plaza. Y el otro, tres cuartos de lo mismo, pero encima con peligro ‘sordo’, del que no trasciende. Una pena porque mi sueño era haber triunfado a lo grande y me voy con muy mal sabor de boca”, se lamentaba Durán.
Damián Castaño tampoco pudo redondear nada también por culpa de los novillos que le tocaron en suerte, ya que “sin ser malos del todo, para Madrid no sirven”.
“No he tenido un lote propicio, ninguno de mis novillos ha acabado de ‘romper’. Mi primero ha tenido mucha nobleza pero no ha humillado, siempre con la carita muy suelta; y el sexto, aunque se movió, ha sido incómodo porque pegaba muchos topetazos”, reconoció el salmantino.
“Una pena -dijo finalmente Castaño- pues uno viene aquí pensando en cortar las orejas, que me hacen mucha falta, pero esta vez no me ha acompañado la suerte. A seguir luchando, que es lo que toca”