El graderío del Olímpico Atahualpa estaba vacío cuando Fausto Flores llegó a la meta. Todos pensaban que la carrera había acabado, mas faltaba que este mayor del Ejército cumpliera su objetivo. Con el rostro cansado, pero con la satisfacción de lograr lo que se propuso, Flores miró el cronómetro de llegada. Esta vez logró un tiempo de 3:33:39, unos 40 minutos menos que el año pasado. Escoltado por su hermano Juan Carlos y con la ayuda de un par de bastones, Flores recorrió los 15 kilómetros de la carrera. Sus prótesis en las piernas le permitieron competir por octava ocasión. La gente lo aplaudió en el trayecto, pero su ñeque le animó más. Ya son 15 años desde que Flores perdió sus piernas en la guerra del Cenepa. Pero eso no le impide seguir entrenándose a diario, igual que el resto de militares. Ayer se levantó a las 06:00 para colocarse las prótesis que usaría en la carrera. A las 07:00 ya estaba en la línea de partida haciendo calentamiento y posteriormente salió desde la línea de salida. Uno de los retos más grandes, dijo Flores, es estar a pocos metros de la meta. “Parece que no fuera a llegar pero lo hice”. Unas cuadras antes del estadio Olímpico, Sara Cali lo vio pasar, cuando ya todos los demás corredores habían recibido su medalla. Sin conocerlo, la mujer que pasaba por ahí decidió acompañarlo hasta la línea de llegada. “Es un ejemplo. Me impresionó mucho saber que todavía hay héroes”. Al llegar a la meta, los pocos que quedaban en la pista lo aplaudieron. Unos se acercaron a estrecharle la mano y un fotógrafo le obsequió una imagen de su participación en el 2009.“Es un orgullo”, dijo su hermano, mientras Flores recibía las felicitaciones de los presentes. Diego Colorado, el primero en llegar, también le dio un abrazo de felicitación. Aunque la diferencia del tiempo de llegada entre ambos era amplia, los dos fueron considerados campeones. Media hora antes que Flores, llegó Luis Shinin, un cuencano que sufre una discapacidad en las piernas, pero igual cruzó la meta. Llegó a Quito el viernes pasado, para cumplir sus 20 años de participar en este tipo de carreras. Antes que él, Nelson Basantes, quien sufre una parálisis en el lado izquierdo de su cuerpo, completó su participación número 24. Su madre lo esperó en la puerta del estadio para acompañarlo hasta el final. El atleta llevaba un cartel con la Bandera del Ecuador y la frase “Sí se puede”. Flores, Shinin y Basantes fueron los tres atletas que arribaron a la meta como últimos. Sin embargo, para ellos, competir significa más que ser número uno. “Es mostrar que no se trata de ganar, sino de llegar a la meta”. Así, con orgullo, lo dijo Flores.