Fabián Paz y Miño, goleador histórico de El Nacional. Foto: Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Fabián Paz y Miño tiene 65 años y ostenta la fortuna de contar con sus dos padres vivos: José Adolfo, de 93 y Blanca, de 90. En la casa de sus progenitores, junto a la Plaza de Toros, el ‘Flaco’, exgloria de El Nacional, conserva parte de sus recuerdos de 20 años de servicios en el cuadro criollo.
En la espaciosa sala, de grandes ventanales y piso de parqué, todo hace evocar el pasado glorioso del expuntero criollo, autor de 155 goles en dos décadas de servicio. En una parte superior está enmarcada la camiseta gris de El Nacional 1982. Más al centro, en una estantería se acumulan trofeos y medallas. Paz y Miño se toma una pausa para reflexionar sobre el momento crítico de su club.
El Nacional descendió. Usted estuvo 20 años en el equipo y se considera un hincha. ¿Qué sensaciones le genera este fracaso?
Lo estoy viviendo con pena, con nostalgia. La situación del equipo es preocupante y no parece tener vías de solución inmediatas. El Nacional es parte de mi vida: ingresé a los 15 años y me retiré a los 35. Es penoso ver al equipo así.
¿Qué conclusiones tiene de lo que pasó en el club?
No se hicieron las cosas bien, no se manejaron de la mejor manera. En El Nacional hace falta mucha gestión. En eso no solo quiero responsabilizar al presidente (Tito Manjarrez), porque estos problemas vienen de muchos años antes. Al presidente tienen que apoyarlo sus coordinadores, los dirigentes que lo rodean. Ellos tienen que moverse más, hacer gestión y traer los mejores jugadores.
Menciona continuamente la gestión. ¿A qué se refiere concretamente?
A concitar el interés de empresas grandes, buscar gente que apoye a El Nacional, firmas que intenten ayudar a pagar los sueldos de jugadores importantes para el equipo. Buscar dos o tres futbolistas de clase y conseguir alianzas con empresas para que les puedan pagar el sueldo. Creo que aún El Nacional es un equipo glorioso que concita interés.
Hay equipos con menos historia que el cuadro criollo, pero que tienen mayor capacidad económica y arman mejores equipos…
Siento mucha pena, hasta rabia cuando me doy cuenta de eso. El Nacional sigue siendo una institución de las Fuerzas Armadas, pese a que ya no tengas el aporte de todos sus integrantes. Creo que hay que retomar ese concepto de que es el equipo de la Fuerza: aún existen muchos militares que tienen cariño por la institución y podrían contribuir.
Ud. sostiene que El Nacional pudiera terminar como Deportivo Quito. ¿Por qué?
Es que el futuro del equipo es muy incierto, con pocas luces. Ahora, por ejemplo, se dice que se usará como base para el próximo año a futbolistas de la Reserva y de la Sub 18. Eso es un error grave: nosotros, en mi tiempo, conseguimos muchos títulos porque éramos un equipo con 50% de jugadores jóvenes y 50% de experimentados. En la década de los 70, éramos guambras con José Villafuerte, Vinicio y Carlos Ron, Lucho Granda. Nos ayudaba la gente de experiencia como Tom Rodríguez, Óscar Alcívar, Marcelo Cabezas. Ellos nos impulsaron a crecer, nos dieron los secretos de la cancha y fuimos exitosos.
A los jugadores jóvenes hay que cobijarlos…
Los muchachos están tiernos, la gente de experiencia tiene que cobijarlos, indicarles el camino. Creo que para el 2019 debemos tener cinco o seis jugadores de experiencia.
Usted se ofreció a ayudar al club, dirigiendo alguna categoría juvenil, pero le dijeron que no. ¿Qué pasó?
Hace dos años hablé con el presidente Manjarrez. Le dije que quería colaborar, pero me dijo que, si no tenía el título de entrenador de la FEF, no podía hacer nada. No insistí más.
¿Cómo lo manejó?
Me dolió mucho. Fui un jugador que defendí a muerte esta institución desde muy chico. Tuve propuestas de varios equipos, incluso de Chile, pero no me fui porque tenía amor por la camiseta. Ahora que me digan que no, me dolió mucho.
Jugó siempre en un mismo club. ¿Ahora es impensable que un futbolista dure tanto en una institución?
El fútbol cambió mucho, ahora es muy comercial. Ya no hay amor por la camiseta, los futbolistas ya no arriesgan cuando termina la temporada, porque piensan en cambiar de club. Antes, hasta lesionados defendíamos al equipo.
Desde el próximo año habrá cinco extranjeros en el torneo. ¿Cuánto afecta eso a El Nacional?
Es una desventaja competitiva. Esa medida le quita un puesto a jugadores ecuatorianos, a futbolistas jóvenes.
¿No es momento de que El Nacional tenga extranjeros en su plantilla?
El equipo debe mantener su esencia, el criollismo. Lo que hay que hacer es más gestión para seguir contando con los mejores futbolistas.