Eva tiene 12 años y es una de las figuras de su provincia. Sueña llegar al Plan de Alto Rendimiento. Foto de la página de Facebook de FedeManabí
Cuando tenía cinco años, Eva Andrade cruzó el tramo del estuario del río Chone, que divide a San Vicente y Bahía de Caráquez, en Manabí. El trayecto de 1 700 metros –aproximadamente- marcó el inicio en las competiciones oficiales de la nadadora.
Siete años después, Andrade conforma la selección ecuatoriana que participará en los Juegos Sudamericanos Escolares, que se realizarán en diciembre, en Paraguay. Está emocionada, porque es la primera vez que representará al país.
Su convocatoria es el cierre de una temporada destacada, en la que consiguió dos medallas de oro en los Juegos Nacionales de Menores, y las cuatro preseas doradas que se colgó en el Grand Prix de Paraguay.
“Los resultados de este año se deben a su gran trabajo y dedicación, ella está muy metida en el deporte y nos emociona ver su determinación”, contó el padre de la deportista, Jaime Andrade, en conversación telefónica con este Diario.
La deportista ingresó a la disciplina por una recomendación terapéutica. Ella tenía el pie plano, por lo que el médico recomendó clases de ballet o de natación. En Chone, donde reside, no había escuelas de baile, por lo que su familia optó por las piscinas.
Su padre recuerda con emoción la primera competición oficial de su hija, en el estuario. Cuenta que en marzo del 2011 inscribió a su niña en una escuela de natación y en noviembre de ese mismo año realizó la hazaña de cruzar los cantones.
“Estaba pálido del miedo, cuando vi que llegaba me metí al agua por ella, pero la gente me pedía que no la agarrara y la dejara terminar; fue muy emotivo”, cuenta el orgulloso padre, que el lunes realizaba los trámites para agilitar la salida del país de su hija.
El segundo nombre de la deportista es Marina, que coincide con sus aptitudes dentro el agua. El padre de la menor sonríe al citar esa coincidencia, y recuerda que la bautizaron en honor a sus bisabuelas.
Heredó el gusto deportivo de su familia. Su papá fue basquetbolista, seleccionado manabita, y su mamá, Tania Villegas, jugaba baloncesto y voleibol. Uno de sus hermanos mayores formó parte de la selección nacional de fútbol sub 17, años atrás, era arquero.
Andrade tiene previsto viajar a territorio guaraní mañana, desde Guayaquil. Durante la semana realizaron los trámites legales y solicitaron los permisos al colegio Eugenio Espejo, donde estudia.
Su rutina diaria se divide entre el colegio y sus prácticas. La jornada se inicia a las 07:30, para ir su colegio, al medio día regresa a su casa para cumplir con las tareas y entre las 15:00 y 19:00 se entrena en las piscinas del complejo 24 de Julio.
“Ella es la que está apurándonos para que la llevemos al colegio o a los entrenamientos, a veces le toca practicar en la madrugada y se levanta sola. Estamos muy orgullosos de ella, porque es muy responsable. Ahora está pendiente de su viaje”, dijo Andrade.
Nahin Castaño es su entrenador, el profesional destaca la entrega de la deportista. “Con lo que ha demostrado hasta ahora, podría decir que no tiene techo en su rendimiento. Ella está cumpliendo con sus procesos formativos y vamos a seguir por ese camino”, dijo.
A sus 12 años de edad, Andrade mide 1,73 metros. Su buena estatura le ayuda a sacar ventaja cuando está dentro del agua. Castaño cuenta que su pupila es especialista en piscina, pero también se adapta a las condiciones de aguas abiertas.
“Por ahora cumple con las competencias en representación de la provincia, y ahora que va por el país. La intención es que en un futuro pueda ingresar al Plan de Alto Rendimiento, todo es paso a paso”, dijo el entrenador manabita, respecto de la nadadora.
Empezaron a entrenar juntos desde hace cuatro años, desde entonces ha estado pendiente de su proceso y la acompaña a las competencias locales e internacionales. Estuvieron juntos en el Grand Prix de Paraguay.