Entrevista a Roddy Zambrano, árbitro de fútbol con carné de la FIFA. Foto: Mauricio Bayas/ EL COMERCIO.
¿En cuánto cambia el trabajo del árbitro de fútbol con el acompañamiento del videoarbitraje (VAR)?
Hay que partir de algo: es una herramienta positiva. Al principio no se lo veía con buenos ojos, pero se trata de hacer justicia en el fútbol. Las decisiones del árbitro se toman de un ángulo y en la televisión existen otros. Eso ayuda para el desarrollo del juego.
¿Se corta el ritmo?
Es verdad que se pierde ritmo y se detiene el juego y hay que esperar, pero ese tiempo perdido se está añadiendo. Se añade más minutos que antes. La FIFA quiere que haya más minutos de juego real. Por eso se agregan hasta cinco minutos en un partido. Creo que el VAR es una gran ayuda.
¿Esta tecnología ayuda a evitar el error arbitral?
En realidad, sí ayuda. Es como un seguro. Un salvavidas. De repente, uno toma decisiones y hay que corregirlas sobre la marcha. Hay la oportunidad de ver de nuevo la jugada y se puede hacer lo correcto. Es un apoyo para el árbitro, pero sobre todo es una ayuda para el fútbol. Va a ganar el fútbol porque habrá más justicia.
¿Habrá menos errores?
Se reduce el margen de error, pero eso no quiere decir que con esto no nos vamos a equivocar. Con el VAR también nos podemos equivocar, porque allí están árbitros y son seres humanos. Eso se va a ir trabajando y mejorando poco a poco.
A pesar de la tecnología ¿la decisión final es del árbitro central?
Siempre el árbitro es quien toma la última decisión. Él es el responsable de la corrección o de la ratificación de la jugada. El árbitro sigue siendo la máxima autoridad y sobre él cae la máxima responsabilidad. La idea es que tenga una guía y a personas que estén ahí para asistir. O bien acata la disposición o no. Hay gente que dice: ‘el VAR marcó tal acción’. No. El VAR no decide. Simplemente está ahí para decirle: mira, observa. Te recomendamos que veas. El árbitro es quien toma la decisión.
¿Se puede pedir la repetición en todo tipo de acciones en un partido?
No. Hay un protocolo. El VAR puede intervenir si está dentro de los cuatro puntos que son: la tarjeta roja, penales, el gol y un posible error de identidad. En cualquiera de esos casos, el VAR puede intervenir. Si hay una jugada dividida y la acción no es clara, el sistema da la mano al árbitro. El árbitro vio, interpretó, valoró y decidió. A partir de ahí ya no puede intervenir en las decisiones del árbitro.
En la final del Mundial se sancionó una falta y el tiro libre para el primer gol de Francia. ¿El VAR no puede intervenir acciones así?
No. Es una falta. Y eso no está en el protocolo. El VAR no se aplica en faltas imprudentes. No puede intervenir en jugadas temerarias, que son castigadas con tarjetas amarillas. En las amonestaciones tampoco puede intervenir. ¡Solo en las tarjetas rojas! Eso hay que tener claro. En la final del Mundial, fueron acertadas las decisiones del árbitro Néstor Pitana. Hay falta en el tiro libre y hay mano en el área.
En un partido de Portugal, el árbitro revisó el video y solo hubo amarilla para Cristiano Ronaldo…
Ahí el árbitro tomó una decisión, actuó de acuerdo al protocolo. Él decidió que era amarilla, listo. Hasta ahí el trabajo asistencial. Hubo el llamado porque consideró que era para tarjeta roja. Por eso intervino. Si el árbitro decidió por la amarilla, ya es responsabilidad de él.
¿Ayuda el VAR al control de las simulaciones de faltas en el área?
Claro, las jugadas de penal están dentro del protocolo. El árbitro sanciona el penal, pero en el VAR se considera que no, entonces ahí interviene el videoarbitraje. Eso se hizo en algunos partidos donde se reanudó con bote neutral y listo. No es el que VAR decide. Esa es la función del árbitro.
¿El sistema condiciona a la exposición mediática los errores del árbitro?
En cierto modo diría que sí. Si en un partido interviene el VAR tres, cuatro o más veces quiere decir que algo pasa con el árbitro. Quizá no está concentrado, tiene un criterio diferente o algo pasa. Y eso sí desconcentra al árbitro. Mientras más se usa el sistema quiere decir que la nota del árbitro va bajando en el partido.