Geovanny Caicedo nació en Esmeraldas, el 28 de marzo de 1981. Tiene 34 años. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
Geovanny Caicedo, futbolista y jugador de El Nacional reflexiona sobre la crisis que actualmente enfrenta su equipo.
¿Qué presión tiene usted al ser el capitán de este equipo al que le cuesta ganar?
Yo creo que es la misma presión que maneja todo líder. He tratado de ser positivo, a pesar de que a este equipo le cueste conseguir triunfos.
Tomando en cuenta que hay jóvenes en su equipo ¿es difícil ser líder de ellos?
Sí es difícil. Esto es como manejar una empresa, como manejar trabajadores. Pero en este caso hay una diferencia porque no soy jefe. Hay que tratar de hablar mucho con los más chicos que están empezando.
¿Cómo los motiva?
La motivación depende de cada partido, pero lo más importante es hablar con ellos. Estos chicos quieren crecer en el fútbol. Hay que enseñarles que no deben conformarse con jugar uno o dos partidos, sino que tienen que dar un paso más.
Muchos quieren llegar a la Selección o ir a un equipo de afuera. Hablo con ellos para que lleguen lejos. El fútbol es una profesión que si se sabe vivir y respetar, puede terminar tranquilo el resto de su vida.
¿Con quién se respalda más a la hora de tomar decisiones?
La verdad es que me llevo bien con todos. Soy una persona que me gusta compartir con todos. Trato de darles un mensaje a mis compañeros para que algún día les sirva. Me respaldo en Édison (Méndez). También hablo con Christian (Lara). Adrián (Bone) no ha tenido ese liderazgo como muchos han pensado. Especialmente después de haber estado en la Selección y en un Mundial, que se supone que te da la facilidad para llegar a tus compañeros.
¿Habla mucho con el DT Octavio Zambrano?
Sí, pero no solo con él. Me gusta compartir con el cuerpo técnico. Son buenas personas, aparte de ser buenos profesionales. Te dan la posibilidad de que tú puedas conversar tranquilo con ellos y darles algún criterio para bien del equipo.
¿Qué le dijo el DT antes de que asuma la capitanía?
Tuvimos una conversación en Guayaquil. Él sabe la clase de persona que soy. Me pidió que esté junto con los compañeros, que los respalde a cada uno de ellos, especialmente en estos momentos difíciles. Me ha dado esa potestad y sin duda uno tiene que asumirla de la mejor manera.
¿Cómo se aliviana la presión a los jóvenes ante la necesidad de ganar ?
Hay que hacer que se relajen, sacarles toda la presión antes de salir a la cancha. Pisar el césped y ver a 30 000 ó 20 000 personas, que no se sabe si nos van a insultar o animar, es complicado para ellos. Les digo que se diviertan, que jueguen, pero que hagan las cosas bien.
Ya hubo insultos y hasta botellazos de parte de la hinchada
En estos casos la responsabilidad siempre cae sobre uno. Me siento mal porque ya no ves el estadio vacío. A ellos se les pide que hagan las cosas bien, que sean profesionales desde chicos y que sepan que los insultos son para nosotros los experimentados.
¿Cómo maneja Zambrano la parte psicológica antes de los partidos?
Octavio es una persona que tiene mucho conocimiento en eso. Para su suerte, tuvo oportunidad de dirigir mucho tiempo en un país desarrollado y sabe cómo afrontar ciertos partidos. Es autocrítico, corrige cuando se gana y se pierde.
¿Cómo son las concentraciones del equipo?
Son normales. Tratamos que no haya tensión. Hay un parlante donde todo el mundo puede poner su música, jugamos ping pong o un poco de billar y cuando hay que descansar, que es lo que nos piden antes de los partidos, nos vamos a las habitaciones.
Ustedes se relajan un poco a ritmo de música. ¿Eso llega a ayudarlos?
Claro que sí. Ahí ponen salsa, bachata, reggaetón y bomba. Tratamos de estar todos contentos porque hay personas del Chota, Esmeraldas y la mayoría llevamos en la sangre eso.
Ya pasó por peores situaciones, especialmente en Deportivo Quito ¿cómo hizo para superarlo?
Es difícil, en Deportivo Quito pasamos momentos duros en los que no se cobraba siete u ocho meses. Llegaban los directivos y nos daban USD 200, que servían solo para pagar arriendo, pero en lo futbolístico andábamos bien. En el 2009 vivimos momentos idénticos al 2014 y 2015 en El Nacional. No nos pagaban y hacíamos huelga para que nos cancelen nuestros haberes. Después conseguimos el bicampeonato.
¿Cómo quedó su situación con la dirigencia chulla ?
La verdad, dirigentes en el Quito nunca hubo. Puedo decir que al único que puedo darle la mano es a Fernando M. Él luchó para conseguir dos títulos y puso al equipo donde tenía que estar.
¿Hay alguna tarea pendiente que tenga con El Nacional?
Sí, hay que llevar a El Nacional a un copa. La última vez fue en el 2008 cuando me fui, dejé bien al club. Gracias a Dios en los clubes que he estado he conseguido cosas importantes y no peleando descensos.