Después de su paso por el Norteamérica, Cabezas se vinculó a Ind. del Valle. Es titular en la oncena del estratega Pablo Repetto. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Entrevista a Bryan Cabezas, Juvenil de Independiente del Valle.
Usted se vinculó a Independiente hace cinco años, cuando tenía 13. ¿Cuánto le costó adaptarse a su nueva vida, lejos de la familia?
Fue durísimo. La primera vez que me separé de mi familia tenía 11 años y me fui de la casa para unirme al Norteamérica, en Guayaquil. Allí estuve ocho meses y después pasé a Independiente. ¿Le digo algo? Yo me regresé a la casa cuando estuve en el Norteamérica. Después, alguna gente habló conmigo. Dejé pasar el tiempo, y un día, sentado, me dije que si quiero algo debo esforzarme. Creo que para llegar al éxito uno debe sacrificarse. Así fue como volví a jugar.
¿Qué era lo que más extrañaba?
A mi madre. Pero después fue ella quien me motivó a seguir. Me dijo que piense bien. Cuando todo estaba decidido dijo que apoyaría todas mis decisiones. Muchas noches lloré, pero con el tiempo me acostumbré y aquí estoy.
¿Es el mimado de la casa?
(Risas). Mi madre me consciente en todo.
¿Qué hacía en la residencia para mitigar la pena?
Comía, entrenaba, jugaba, descansaba, ya en la noche chateaba con mis amigos. Me ayudó mucho estar rodeado de otros niños.
Entonces, ¿valió la pena separarse de la familia?
Sí. Ahora estoy agradecido por la confianza que me han dado el cuerpo técnico y los muchachos. Pienso que sin ellos no me estarían saliendo las cosas de la mejor manera. Esperemos seguir con el mismo trabajo y humildad.
El profesor Pablo Repetto lo tiene en el rol titular desde el inicio del torneo. ¿Eso le da tranquilidad?
Creo que debo seguir mejorando día a día para afianzarme en el equipo y ser más inamovible todavía.
¿Cuáles cree usted que son las características que le permiten ser titular?
Soy muy rápido, tengo bastante potencia. Mi virtud son las diagonales y la marca.
¿Quiénes son sus soportes en la cancha?
Con Mario Pineida es con quien más hablo porque juega por mi punta durante los partidos. Él me pone atento. También dialogo mucho con Daniel Angulo.
Al inicio del torneo el estratega barajó varios nombres para cubrir la plaza de juvenil. Finalmente se decidió por usted. ¿Qué sintió cuando fue convocado?
Desde el año pasado tenía la idea de que iba a pasar esto, pero uno nunca tiene que estar confiado, uno tiene que trabajar día a día para sentirse más seguro. Pero como ya tenía esa idea, el llamado no me causó tanta impresión, pero sí fue motivador.
Su trabajo en Independiente del Valle ha recibido halagos de varios entrenadores. ¿Fue ese mismo desempeño el que le permitió dejar la residencia y mudarse a un departamento?
Ya tocaba. Uno, como ustedes saben, tiene que hacer sus cosas, ir comprando de poco, para en el momento indicado tener una familia.
Comparte departamento con dos jugadores más. ¿Quién cocina?
Por ahora vivo con dos compañeros más: el tercer golero de Primera y José Ayoví, quien es de la Sub 18. Los ‘pepas’ para cocinar son ellos. Preparan platos típicos de Esmeraldas y de San Lorenzo.
¿Qué hacen en el tiempo libre?
Pasamos molestando, jugamos, salimos de compras al Santa María o miramos televisión, aunque le cuento que por ahora no tenemos TV. La que nos dieron se quemó, pero en estos días ya nos llegará una de 46 pulgadas que compré con un premio que gané. La pedí antes de gastarme el dinero.