Un entrenamiento de El Nacional el 30 de noviembre del 2016 en Tumbaco.
Foto: Patricio Teran A. / EL COMERCIO
Tito Manjarrez, presidente de El Nacional, reunió a los jugadores y cuerpo técnico en el camerino del estadio Alejandro Serrano Aguilar tras su último partido de la temporada, ante el Deportivo Cuenca. Con una copa en mano hizo un brindis en medio de la euforia de todo el equipo tras clasificar a la Copa Libertadores.
El general retirado celebró y agradeció a los jugadores por el éxito de esta temporada.
Con un déficit de USD 4,5 millones, Manjarrez rearmó el equipo tras la salida de 13 futbolistas a finales del 2015. Su proyecto arrancó con el fichaje de 10 jugadores y la renovación del contrato del DT Eduardo Favaro.
El uruguayo y la dirigencia confiaron en los jóvenes del equipo, dos de ellos formados en las inferiores del club, como son Luis Segovia y Adolfo Muñoz. A ellos se unieron otros como Michael Estrada y Jánner Corozo. Sus salarios se mantuvieron entre los USD 2 000 y 10 000.
“A inicios del año todos nos decían que íbamos a pelear por salvar la categoría. Pero terminamos clasificando a la Libertadores”, dijo Manjarrez.
El nombre de la gestión de Manjarrez se denominó “economía de guerra”. Ese modelo obligó a los directivos a generar recursos a través de activaciones de marca, promociones y gestión.
El presidente del club se respaldó en su directorio para conseguir fondos y mantener el proyecto. Con Néstor Landeta, gerente deportivo, construyeron el equipo que terminó tercero en el Campeonato.
Con un presupuesto de más de USD 3,5 millones, el club cumplió con los salarios de los futbolistas, lo que no pasó en la anterior administración. Él y Favaro evitaron traer refuerzos para la segunda etapa porque confiaron en el proyecto de los jóvenes, que tenía un promedio de 24 años.
“Ha sido un año económicamente estresante. El club no ha dejado de pagar deudas de las anteriores dirigencias”, dice Manjarrez, quien asegura que hasta el momento, la dirigencia ha cancelado USD 1,6 millones.
Manjarrez y su equipo de trabajo buscaron recursos. Dialogaron con varios acreedores y consiguieron nuevos acuerdos de pago.
En el primer semestre, su teléfono sonaba permanentemente. Hubo reuniones con auspiciantes, con jugadores e intermediarios. El primer mérito de los directivos fue confiar en Favaro, uruguayo que vivió en el Complejo El Sauce, en Tumbaco y tuvo un contrato por objetivos alcanzados. Esto le permitió al equipo no salirse de su plan económico.
A pesar de la crisis y la gestión, el presidente de los rojos recalca que fue una grata sorpresa todo lo que logró el equipo en esta temporada. “No pensábamos llegar a la Libertadores este año. Se logró más de lo que aspirábamos”, dijo Manjarrez.
El club tendrá este año un ingreso fijo de USD 400 000 por participar en el repechaje de la Copa, rubro que pudiera aumentar en caso que pase a la fase de grupos. Por eso, los directivos calculan que se incrementará en un 15 o 20%.
Una de las prioridades es la búsqueda del auspiciante principal de la camiseta, ya que concluyó el contrato con Cervecería Nacional.