En medio de un ruido ensordecedor, 70 funcionarios observan el trajín de cientos de grúas, camiones y 5 500 obreros que trabajan día y noche para inaugurar en cinco meses el estadio más famoso del mundo, el Maracaná: su trabajo es planificar cada detalle para que todo funcione a la perfección el 13 de julio de 2014, día de la final de la Copa del Mundo.
Las reformas del ‘Templo del Fútbol’ están más avanzadas que lo previsto, con un 66% concluido, y deben culminar a fines de febrero, aseguró el jueves el vicegobernador de Rio y coordinador de infraestructura, Luis Fernando Pezao, uno de los integrantes de la delegación “ operacional ” de la FIFA, el Comité Organizador Local del Mundial 2014 y el gobierno de Rio.
Nada puede ser librado al azar, y menos en esta ciudad conocida por el caos en el tránsito y displicencia en los servicios: por dónde entrarán los jugadores, cómo se posicionarán los fotógrafos en la cancha, cómo garantizar la seguridad de 79 000 espectadores, cómo evacuar el estadio en ocho minutos en caso de urgencia, como dictan las normas internacionales.
El nuevo Maracaná, cuya reforma costará unos 860 millones de reales (USD 430 millones), acogerá cuatro partidos de la Copa de Confederaciones en junio de 2013 y siete de la Copa del Mundo, sobre todo las finales de ambos torneos, así como las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro-2016.
“El objetivo es atender bien a la prensa, a los atletas, a los árbitros, a las hinchadas (…) afinar los procedimientos operacionales para brindar la mejor atención posible en la Copa del Mundo”, dijo a periodistas en el estadio Ricardo Trade, director ejecutivo de operaciones del COL.
“Faltan nueve meses para la Copa Confederaciones, ya comenzamos a sentir la adrenalina”, confesó Trade.
Desde 2009, cada seis meses, los encargados de que todo funcione a las mil maravillas el día de los partidos visitan los 12 estadios que acogerán el Mundial.
Los grupos se reparten el trabajo por áreas: transporte hacia y desde el estadio, seguridad, tecnología, acreditaciones, ingresos, prensa, estructura para la transmisión televisiva, hospitalidad…
Cuando las obras culminen, “el Maracaná será uno de los estadios más modernos del mundo” y de los más seguros, aseguró Pezao.
El mítico estadio, que acogió la final del Mundial en 1950, cuando Uruguay derrotó a Brasil por 2-1, tendrá 360 cámaras, 3 940 altoparlantes y 405 monitores de televisión. Los hinchas serán controlados desde su acceso. Un centro de comando y control que vigila todo el estadio será inaugurado en marzo de 2013, dijo Pezao.
“El moderno conjunto de sistemas garantizará el éxito de los partidos, la seguridad del público y la propia operación del Maracaná. Será un ‘Big Brother’. El hincha, si es necesario, será acompañado desde el momento en que entre al estadio. El ticket será numerado, y el número fiscal del hincha será registrado”, dijo recientemente Icaro Moreno Junior, responsable de las reformas del estadio.
Los responsables por la operación de los estadios comenzaron su visita semestral por Rio, este viernes visitarán el estadio Mineirao de Belo Horizonte, el domingo estarán en Brasilia, el lunes en Sao Paulo y luego partirán a Fortaleza y Recife.