La función del doctor Héctor Bohórquez se incrementó en estos días. Esa misión empezó la mañana de ayer en el Hotel Reinassance Marriot, en Boca Ratón en el estado de La Florida, Estados Unidos.
Bohórquez, uno de los médicos de la Ecuafútbol desde 1996, pasó por cada una de las habitaciones de los jugadores ecuatorianos para entregarles vitamina C. Esto lo hizo porque el aire acondicionado del hotel tenía temperaturas menores a los 12 grados.
Esa decisión fue para evitar que los futbolistas adquieran gripe, enfermedad que pudiera afectarlos antes de los partidos con Perú y Argentina por las eliminatorias.
Las mismas precauciones se tomaron para los futbolistas que llegaron desde Europa, ayer en la tarde y noche, como Christian Noboa y Felipe Caicedo. El plan era controlar las cargas físicas ya que deberán jugar mañana y la otra semana, en el llano, en Lima, y después en la altitud de Quito.
Esos entretelones presentó ayer la Tricolor, que se complementó con el respaldo de cientos de aficionados que llegaron al hotel y después al entrenamiento.
Antes de esto último, Antonio Valencia pidió permiso para visitar un ‘mall’. ‘Toño’ regresó cuando sus compañeros ya se estaban embarcando en el autobús.
La agenda de entrenamientos estaba prevista para las 14:30, de Ecuador, pero empezó 35 minutos después. Los jugadores tardaron en salir de sus habitaciones para dirigirse al autobús.
Mientras esto sucedía, los aficionados se amontonaban para fotografiarse con los seleccionados. En el tumulto se escuchó un elogio para Valencia: “Estoy orgullosa de ti y de ser ecuatoriana”. El futbolista se quedó mirándola y le pasó su brazo sobre el hombro, en señal de agradecimiento.
Esa acción contrastaba con lo que pasaba en el interior del autobús, donde el entrenador Reinaldo Rueda y el preparador físico Carlos Velasco dialogaban.
Este último, después bajó y entró de nuevo al hotel, acompañado del médico Bohórquez, pero apresurado. En la habitación aún estaban Renato Ibarra y Jefferson Montero, quienes, usualmente, siempre son despertados para desayunar y entrenarse.
Después, el autobús salió rápidamente al campo de prácticas. Atrás lo siguió una docena de vehículos con aficionados ecuatorianos que querían ver a los seleccionados. En el complejo Lynn University había otro ciento de personas, que llegó desde diversos sitios de La Florida para fotografiarse con sus ídolos.
El plan de cuidar a los seleccionados se mantuvo en el entrenamiento, sin excesos, con estiramientos y una práctica de fútbol de 30 minutos. Allí se hicieron trabajos defensivos, en donde alternaron Frickson Erazo, Jorge Guagua, Gabriel Achilier… Después, se repartieron manzanas y bananos para los jugadores. Esto ocurrió al caer la tarde en Boca Ratón (17:30), en medio de elogios y gritos de respaldo de los hinchas. Eso originó que los futbolistas se acercaran y los aplaudieran, en señal de agradecimiento.
El escenario se hizo difícil para los encargados de la seguridad de la Ecuafútbol, dirigida por el general José Vinueza, al ver que los ecuatorianos lograron rodear a jugadores y cuerpo técnico, especialmente a Christian Noboa y Felipe Caicedo, quienes se unieron ayer en la tarde a la concentración. Estos dos seleccionados y Antonio Valencia fueron los más buscados para ser fotografiados.
En el camino de regreso, los tricolores mantuvieron la calma. Les preguntaban, cuál es la prioridad: ¿Alemania o España? Ellos respondían que ir al Mundial de Brasil 2014. “No tenemos que marearnos. Hay que tener cabeza fría”, respondió Christian Noboa, rodeado por decenas de personas que se identificaban como aficionados de Emelec, Barcelona, Liga de Quito… Noboa es uno de los que también recibe una atención especial con revisiones permanentes de parte del preparador físico y médico por las variaciones climáticas, del frío al calor.
El propósito es que ningún futbolista regrese a Quito, ni agripado ni lesionado para los juegos de eliminatorias.
20 puntos tiene Ecuador en las eliminatorias al Mundial de Brasil 2014. Es segundo en la tabla de ubicaciones.