Tras la actividad, un músculo debe descansar, al menos, 24 horas, antes de volverlo a trabajar. Aquí los ‘tips’ para estas rutinas. Foto: EL COMERCIO
Ya sea por el afán de lucir un cuerpo definido o por ganar una competencia, decenas de personas exceden sus rutinas de ejercicios y experimentan sobreentrenamiento.
Hombres y mujeres son víctimas de esta condición física y psicológica, fruto del desbalance de la relación ejercicio vs. descanso, y por consiguiente, de un sinnúmero de molestias.
Jairo Cárdenas, entrenador personal de Balance Fitness Center, ubicado en el norte de Quito, cuenta que las más comunes son el cansancio, calambres, falta de apetito, fatiga muscular e incluso lesiones.
Estas últimas, muchas veces, alejan al deportista de la actividad física por meses. “Uno puede recuperarse de la fatiga en tres días, pero hay lesiones que tardan más de un semestre en sanar y otras de un año”.
En el caso de las mujeres, las lesiones o molestias ocurren a nivel del tronco inferior, pues la mayoría de ellas enfocan sus rutinas de ejercicios en mejorar la apariencia de las piernas, abdomen, glúteos…
Lo contrario sucede en los hombres, que trabajan con frecuencia los músculos de la espalda, pecho, hombros, brazos, abdomen… Los dolores en la zona lumbar son comunes.
Para evitar el sobreentrenamiento, los expertos aconsejan cumplir con la rutina establecida por el instructor, que por lo general, no excede los 90 minutos. “Sin embargo yo veo a muchos deportistas que pasan de tres a cuatro horas dentro del gimnasio”, cuenta Cárdenas.
Y a muchas de esas personas el instructor no los ha vuelto a ver en su centro de entrenamiento. Él enumera las posibles razones: “sintió cansancio, se aburrió y ahora mira al ejercicio como una obligación. Esa es una clara señal de sobreentrenamiento”.
El instructor aclara que ese síndrome suele aparecer después de que el deportista ha ganado resistencia, cuando se siente más fuerte.
Para evitar que eso les suceda a sus pupilos, Cárdenas habla de los riesgos del sobreentrenamiento antes de iniciar los trabajos. También les da ‘tips’ básicos, cómo trabajar un músculo; los tiempos mínimos de descanso: entre 24 y 48 horas.
El descanso, así como una buena alimentación, es fundamental para conseguir los resultados deseados. Cuando el deportista no descansa lo suficiente, su rendimiento en el gimnasio disminuye.
“Y llega la depresión porque se dan cuenta de que los músculos no crecen”, lo que origina cambios de carácter y también de las rutinas de ejercicios.
Otro de los síntomas del sobreentrenamiento es, precisamente, la atrofia muscular, un estancamiento en el crecimiento del músculo.
Cuando el deportista padece de este síndrome, lo recomendable es que visite a un especialista. Cárdenas sugiere hacerlo antes de que los músculos o articulaciones del cuerpo sufran un daño severo.
Una vez superado el síndrome, el deportista tendrá que iniciar con las rutinas de ejercicios, desde cero. Conscientes –dice el especialista- de los riesgos de excederse en los horarios de entrenamiento.
Este instructor personal admite que hay deportistas de élite que suman hasta cuatro horas de ejercicios, pero, aclara, que ellos cumplen con un plan de entrenamiento minuciosamente vigilado por los entrenadores.
Eso, por ejemplo, sucede con los ciclistas de élite. Ellos practican entre cuatro y seis horas al día. “Pero asimismo descansan y se alimentan”. También reciben masajes.
Una de las ventajas de cumplir con las rutinas, tal y como las sugiere cada instructor, es que al día siguiente los deportistas tendrán la energía suficiente para continuar con los trabajos. Otra es el consumo de alimentos permitidos como proteínas, minerales, carbohidratos…, es decir, nada de anabólicos o suplementos, que en varios casos tienen efectos secundarios.