Los guías Herrera y Miranda, detrás del récord de Karl Egloff

Ivan herrera, Karl Egloff y Nicolas Miranda.

Ivan herrera, Karl Egloff y Nicolas Miranda.

(de izq a der) Ivan Herrera, Karl Egloff y Nicolas Miranda.
Foto: María isabel Valarezo / EL COMERCIO

Atrás del éxito deportivo de Karl Egloff, plusmarquista mundial de ascenso y descenso en el Aconcagua, estuvieron Iván Herrera y Nicolás Miranda. En la cima más alta de América, los guías de montaña ecuatorianos se jugaron la vida por la consecución del récord.

Al amanecer del 19 de febrero, Egloff partió desde el sector de Horcones, a 2 950 metros de altitud sobre el nivel del mar (msnm). Durante los primeros 23 km corrió solo, pero en las zonas más altas del Taita Aconcagua, la principal cima del mundo fuera de la Cordillera del Himalaya (Asia), lo esperaban sus amigos. Miranda estuvo a 4 200 metros y Herrera más arriba, a 6 700.

Como se trataba de una carrera contra el tiempo, pues se buscaba superar la marca de 12 horas y 49 minutos que impuso en diciembre el español Kilian Jornet, el ecuatoriano debía subir ligero y contar con abastecimiento. Por eso necesitaba gente de altitud, que fuera fuerte para acompañarlo y que esté acostumbrada a las inclemencias del clima en el coloso de 6 962 metros.

Una de las pocas personas en el país que puede intentar ascensos como los de Egloff es Miranda, quien también practica velocidad en la montaña.

Al igual que el hombre récord de las montañas, el quiteño de barba negra ha cimentado su resistencia con prácticas como la escalada, el ciclomontañismo, el atletismo, el kayak, entre otras. Todo eso, más 13 años de experiencia como guía, le han permitido desarrollar esa fuerza para buscar las cimas a mayor velocidad que el resto de andinistas.

Solo personas como ellos, que se entrenan para estos retos, pueden alcanzar la resistencia para correr en zonas nevadas con menos oxígeno.

Miranda acompañó a su amigo desde Plaza de Mulas,
a 4 200 metros. Ambos superaron momentos críticos antes de llegar a la cumbre.

Para buscar ligereza y no perder energía, Egloff corría sin peso extra. Por eso su amigo llevaba la mochila con la ropa adicional, con la comida y el agua. A medida que ambos avanzaban, el frío fue más intenso. A más de 5 500 msnm, el plusmarquista sintió frío en las manos y Miranda le entregó el único par de guantes para nieve que tenían en ese momento.

Como consecuencia de aquello, el guía de la poblada barba empezó a sentir las manos amortiguadas, por lo que tuvo que dejar botados los bastones que ‘trekking’ que llevaba para ayudarse a subir. Por fortuna para él, Herrera los esperaba a 6 700 metros con ropa más abrigada, bebida caliente y guantes para la nieve. “Si Iván no estaba en ese lugar se me podían haber congelado las manos, pero realmente las cosas nos salieron bien”, relató.

El día anterior al intento de récord estaban nerviosos. Los datos meteorológicos no eran los más favorables, pero se animaron a buscar la cumbre. Con permiso de los guardaparques, quienes certificaron la consecución de la marca, se lanzaron a la travesía.
El clima fue favorable y hasta tuvieron “un ángel”. A más 6 000 msnm, cuando todo era nieve, los andinistas observaron las huellas de un animal que iban en el mismo camino hacia la cumbre. A esa altitud no hay animales y lo tomaron como una buena señal.

Una vez que Herrera los abasteció, ambos continuaron con rumbo a la cumbre. Cuando llegaron temblaban y apenas pudieron sacar un celular para tomar la fotografía que certificaba que llegaron al punto más alto del Aconcagua.

Egloff continuó solo el descenso e impuso el nuevo récord mundial. Él subió y bajó de la cima más alta de América en 11 horas y 52 minutos. Luego reconoció que sin la ayuda de su grupo de apoyo no hubiera alcanzado su hazaña.

Él espera seguir buscando los récords en las cimas más altas de cada continente. En esos intentos, quiere contar con el apoyo de los dos guías ecuatorianos que estuvieron atrás del récord mundial.

En la cima más alta de América también estuvieron familiares y amigos, quienes colaboraron en labores de logística y comunicaciones. Estuvieron César Alvarado, Franklin Velasco, Álex Urbina, Adriana Velasco, entre otros.

Para esta temporada, Egloff viajará a Perú y a Bolivia para intentar romper nuevas marcas de velocidad en montes de esos países. Su intento de las Siete Cumbres lo buscará poco a poco, pues debe continuar entrenándose. Además, debe financiar sus travesías.

Su idea es alcanzar la resistencia para subir también al Everest, el más alto del mundo (8 848 metros). Él siente que todavía no está preparado para intentarlo.

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