Geovanny Cumbicus, entrenador del Mushuc Runa. Foto: El Ambateño para EL COMERCIO.
Geovanny Cumbicus nació en Loja el 25 de enero de 1980. Jugó en Liga de Quito, Aucas y Liga de Loja. A mediados del 2015 debutó como asistente del DT argentino Julio César Toresani. Entre el 2016 y 2017 fue entrenador principal de Liga de Loja.
Mushuc Runa se proclamó campeón de la Serie B después de jugarse 44 partidos. ¿Cuál fue la clave para el ascenso?
La fortaleza mental del plantel. Esa fue la clave para encarar un campeonato demasiado extenso. Este año fue más competitivo. En la última fecha sacamos seis puntos de ventaja al Olmedo y a Fuerza Amarilla, pero a lo largo del año fue imposible. Por eso, en la Serie B se requiere fortaleza mental, mucha convicción y confianza. Con trabajo diario se pudo sostener esa campaña.
A lo largo del año se sumaron 23 triunfos, 11 empates y 10 derrotas. ¿Hubo momentos difíciles?
Sí, porque a los jugadores les costó adaptarle al estilo de juego, no se daban los resultados. En la segunda etapa el equipo levantó y los jugadores mostraron sus reales condiciones. Se sintió presión porque se armó un gran plantel y nos contrataron con ese reto de ascender y de luchar por el título de la Serie B. Siempre estuvo esa responsabilidad sobre nuestros hombros. Supimos manejarlo con el respaldo de futbolistas profesionales y con buen sentido de compañerismo.
Antes de llegar al Mushuc Runa usted dirigió a Liga de Loja en condiciones adversas. ¿Un cambio extremo este año?
Fue un lindo desafío y una gran responsabilidad. Sabíamos que era una oportunidad de oro para mostrarnos. Estábamos convencidos que con mejores condiciones para trabajar podíamos conseguir resultados satisfactorios. Siempre nos quedaba esa sensación de saber adónde podríamos llegar con un poco más de respaldo y estabilidad económica. Creo que no defraudamos a nadie.
Los futbolistas y el cuerpo técnico de la Serie B viven penurias por salarios atrasados, falta de canchas, ausencia de médicos, viajes en bus…. ¿Cuál fue su experiencia?
Mushuc Runa se maneja como un verdadero club profesional y eso nos ayudó mucho. Tiene estadio propio, canchas disponibles, infraestructura y herramientas necesarias para trabajar. Los jugadores y el cuerpo técnico cobran sus salarios y premios al día. Es una institución que brinda solidez.
¿Un contraste de su experiencia en Liga de Loja?
Si, porque ahora nos dedicamos exclusivamente a nuestra función: planificar, organizar y mejorar las condiciones técnicas del equipo. Sí hay una gran diferencia. En Liga de Loja teníamos que buscar canchas para entrenar e incluso recursos económicos para el plantel.
¿Es más fácil exigir a un plantel con sueldos al día e infraestructura?
Obviamente, cuando se brindan las condiciones para trabajar hay más exigencia, eso es normal. También está la responsabilidad de retribuir esa confianza con trabajo, esfuerzo, sacrificio y sobre todo con resultados.
Usted en Loja cumplió funciones hasta de dirigente. ¿Cuánto le ayudó hacer eso?
Mucho, porque las exigencias son otras y el dinero es importante en el fútbol. En el 2016 nos tocó gestionar recursos para que el equipo terminara la temporada y pudiera salvar la categoría. Nos sirvió para madurar.
¿Puso dinero o le quedaron debiendo?
Todavía nos están cancelando en Liga de Loja, después que arreglamos una forma de pago. Pedimos dinero para salvarnos del descenso y aún no se ha podido cubrir, estamos peleando para que se devuelva, porque lo que hicimos es ayudar al club.
¿Está ratificado en Mushuc Runa para el 2019?
Aún no hemos conversado, pero nos han hecho sentir el deseo de continuar. Tuvimos unos días de vacaciones luego del título y hemos vuelto a las prácticas con miras a los cotejos de repechaje para la Copa Sudamericana. La idea es lograr la clasificación.
¿Tiene un favorito para campeón de la Serie A?
Todavía no se define el ganador de la segunda etapa; sin embargo, quisiera que Liga de Quito sea campeón. Es un plantel con mucho potencial futbolístico.