Arévalo (izq.) y Vicuña (der.) son los campeones nacionales Sub 20, en la prueba de 3 000 metros planos. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO
Diego Arévalo y Lisbeth Vicuña son dos prospectos del atletismo ecuatoriano que se alistan para ser parte del recambio en las pruebas de fondo y semifondo. Ellos, como otros corredores jóvenes, anhelan cubrir los vacíos de seleccionados que por su edad están cerca del retiro.
Arévalo se inspiró en el múltiple medallista internacional Byron Piedra, para incursionar en las distancias de 2 000 y 3 000 metros planos y con obstáculos. Su desafío para los próximos dos años es convertirse en el mejor semifondista y fondista del país en la categoría élite. A finales de este año dejará de ser juvenil.
El corredor azuayo, de 19 años, está consciente que el desafío será complicado, porque el 2018 tendrá a rivales como Cristian Vásconez, Jerson Montesdeoca, Jonathan Revelo y a lo mejor al mismo Piedra. “Dios quiera que el próximo año haga los mejores tiempos en 5 000 metros planos”.
La transición de 3 000 a 5 000 metros no fue fácil. A su criterio, se requiere tiempo para que su organismo se adapte a los 10 000 m, aunque ya ha competido en esta última distancia. La idea es que su cuerpo se acondicione rápido al ritmo de correr de 12 vueltas y media a 25 vueltas, en la pista.
Hasta ahora, en la división Sub 20, sus principales adversarios han sido Richard Jerez (Tungurahua), Chesman Tacuri (Loja), Luis Catota (Cotopaxi), Julio Alvarado (Pichincha), entre otros, en las pruebas de 1 500 y 3 000 metros planos. “En la categoría élite no quiero que la edad sea una barrera para lograr éxitos”.
Arévalo posee récords nacionales en los 2 000 m con obstáculos y 3 000 m planos; además, ha sido vicecampeón de los Juegos Sudamericanos de la Juventud.
En el 2014, representó al país en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Nanjing, China. También ha participado en campeonatos mundiales juveniles.
Vicuña, por su parte, competirá un año más en la juvenil. Sigue las huellas de atletas reconocidas a escala internacional, como Rosalba Chacha y Silvia Paredes, ambas de 34 años. “Las admiro a ellas y a otras corredoras que nos enseñaron a soñar en grande”.
Hace poco, la atleta cuencana de 18 años participó en el Panamericano Juvenil de Atletismo que se desarrolló en Trujillo, Perú. Allí terminó séptima en la prueba de 5 000 m planos, con una marca de 17 minutos y 30 segundos. Ese tiempo la hace soñar con un Mundial Juvenil el próximo año.
En abril pasado fue campeona en el Nacional Sub 20 que se realizó en Quito, donde superó a la imbabureña Edith Albacura y a la carchense Madeleine Enríquez. Sin embargo, la vicecampeona panamericana de menores nombra a Érika Pilicita como su primer rival.
Vicuña estudia Psicología General en la Universidad Politécnica Salesiana de Cuenca y lo hace por la noche. Se entrena por la tarde, aunque a veces trabaja en el día. Ella considera que los atletas de las diferentes pruebas se retiran por falta de motivación y apoyo.
En damas, hay otros nombres de relevos para quienes están cerca del retiro. Entre quienes se destacan están Carmen Toaquiza (campeona sudamericana de cross country) y Katherine Tisalema, con experiencia a escala mundial. En varones aparece Vicente Loza, campeón sudamericano Sub 23 en los 5 000 metros planos.
Según Julio Chuqui, entrenador de Arévalo y de Vicuña, sus dirigidos y otros atletas juveniles del país se alistan para ser los relevos de las pruebas de semifondo y fondo, aunque no será fácil.
Él considera que, unos de los principales problemas que no permiten mejorar el nivel técnico es la falta de roce internacional.
Por ejemplo, el único torneo internacional de Vicuña durante este año fue el Panamericano en Perú. Arévalo no acudió porque días antes del viaje se golpeó con uno de los obstáculos y se fisuró uno de los metatarsianos del pie derecho.
Para el estratega azuayo, la aspiración de su alumno de ser el sustituto de Piedra (de 34 años) es justa, aunque deberá afrontar momentos difíciles por llegar a la élite. “Me dijo que está preparado para todo y que no descasará hasta hacer realidad su meta”.
Arévalo y Vicuña se entrenan desde hace nueve y cinco años con Chuqui, en ese orden. Ambos siguieron un proceso sistemático y esperan conseguir mejores resultados el próximo año. El DT opina que “los dos han madurado, porque en las pruebas físicas, los test de control y en las competencias han ido progresando”.
Chuqui se lamenta por la proliferación de competencias pedestres en el país, que han perjudicado a los semifondistas y fondistas. “Les han convertido, en algunos casos, en corredores de fin de semana”.