Édgar Mina no comió el pasado miércoles, entre las 12:45 y las 14:45, la hora del almuerzo. El jugador del Quito no está a dieta ni paga una penitencia.
El sonriente futbolista dejó de alimentarse para montar guardia en el edificio Alemania, norte de Quito, en donde funcionan las oficinas del club chulla, que este año arrancó con un presupuesto de USD 4,8 millones
Después de entrenarse, el deportista llegó a ese edificio para charlar con Wladimir Ortiz, gerente deportivo, y solicitarle que le paguen los cinco meses y medio de salarios atrasados.
Mina ensaya con el club de reserva y él es solo un ejemplo del panorama que cobija al resto de sus colegas. La crisis económica también mantiene en zozobra a los jugadores del equipo élite, a quienes les deben cinco quincenas (dos meses y medio) y el 50% del premio ofrecido por el campeonato del 2011.
Por el momento, Mina “subsiste” con los ingresos que le genera el restaurante que le puso a su padre, en el Comité del Pueblo. En el Sabor Sabor venden cebiche, cazuela, encocado…
Aunque por ahora vive con ese dinero, al futbolista le preocupa que su deuda ascienda y sufrir apuros económicos.
Por esa razón acudió a las oficinas del equipo, y aunque esperó 120 minutos en el lobby no pudo hablar con Ortiz ni con Wilson Saldarriaga, vicepresidente.
Este último evitó dialogar con periodistas sobre la crisis económica por la que atraviesa el equipo azulgrana, liderado por Fernando Mantilla.
El miércoles, Saldarriaga estaba ocupado inscribiendo su lista para las elecciones del próximo 31 de octubre.
Hasta el momento, la lista liderada por Mantilla es la única inscrita. Lo hizo el pasado miércoles. La fecha límite para la postulación de los otros candidatos será el 29 octubre. Según el aérea de Comunicación 1 400 socios están habilitados para votar.