Los deportistas de diferentes provincias hicieron trabajos de gimnasio, este viernes 11 de octubre, en el CEAR de Cuenca. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO.
“Ya es hora de que nos dejen regresar”. Esa es la súplica de Mayra Salazar, entrenadora de levantamiento de pesas de Carchi. Los seleccionados de esa y otras provincias llegaron a Cuenca para participar en los Juegos Nacionales de Menores y no pueden regresar a sus hogares desde el sábado 5 de octubre del 2019, debido al cierre de vías en sectores estratégicos de Cuenca y Azuay.
Este viernes 11 de octubre del 2019, los seleccionados provinciales realizaban diversas tareas en el Centro de Entrenamiento para el Alto Rendimiento (CEAR) de la capital azuaya. Unos se ejercitaban en gimnasio de multifuerzas, otros nadaban en la piscina semiolímpica, descansaban en los espacios verdes y algunos chateaban con sus familiares.
Los pesistas carchenses y sus entrenadores arribaron a Cuenca el pasado 29 de septiembre. El sábado 5 de octubre, después de terminar las competencias, trataron de retornar a Tulcán y se encontraron las carreteras bloqueadas. Salomé Gangula, quien ganó una medalla de oro y dos de plata, contó que reciben un buen trato en el CEAR, pero que ya quieren retornar a sus hogares, con su padres y hermanos.
Los seleccionados de Chimborazo se alistan para recrearse en la piscina semiolímpica del CEAR. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO.
La noche del jueves 10 de octubre, una delegación guayasense de 31 personas (23 deportistas y 8 delegados) retornó a Guayaquil tras gestiones realizadas por la Federación Deportiva de Guayas y los padres de familia. Aún siguen en la capital azuaya boxeadores guayasenses, quienes debía competir desde este viernes 11 de octubre. Los Juegos Nacionales están suspendidos y no se sabe la fecha de reanudación.
Entre las delegaciones que aún se alojan en el CEAR de Cuenca están de Imbabura, Cotopaxi, Tungurahua, Sucumbíos, Carchi y Pastaza. Los seleccionados de Pastaza, Napo, Orellana y Sucumbíos que se encontraban varados en Macas ya pudieron regresar a sus ciudades, vía aérea. Los otros deportistas, de edades entre los 11 y 15 años, suplican a los protestantes que les dejen llegar a sus hogares.