Juan José Andrade, en su última práctica de ciclismo antes de viajar a las dos Copas del Mundo. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO
Juan José Andrade combina su actividad de triatleta élite con la de estudiante de Odontología en la Universidad Católica de Cuenca. A diario se entrena de cinco a seis horas, que incluye descanso. El resto del tiempo lo dedica a sus labores académicas.
Andrade, quien en cada competencia trata de acumular puntos por un cupo para los Juegos Olímpicos del 2016 en Río de Janeiro, Brasil, se esfuerza al máximo para responder en ambas obligaciones. En sus viajes no faltan los libros y una computadora portátil para estudiar y actualizarse de las tareas con sus compañeros.
El jueves pasado vivió horas de ajetreo, entre sus estudios y su preparación, previo al viaje con destino a Turquía. Ayer arribó a ese país y este 18 de octubre participará en la Copa Mundo de Triatlón. Su meta es seguir contabilizando puntos para entrar en el grupo de seleccionados con claras posibilidades de clasificarse a Río 2016.
Su ausencia de las aulas universitarias será por tres semanas. De Turquía irá a Corea del Sur, en donde el 24 de octubre se cumplirá otra válida de la Copa Mundo. Son los dos últimos certámenes del 2015 que reparten puntos para los Juegos Olímpicos. Tendrá más oportunidades, puesto que el 15 de mayo del 2016, en Yokohama, se cerrará la fase clasificatoria.
El triatleta ecuatoriano viajó motivado a Turquía tras culminar séptimo en el Mundial Sub 23 de Triatlón que se cumplió hace dos semanas en Chicago, Estados Unidos. Esa ubicación le permitió acumular 125 puntos para el ‘ranking’ de la Unión Internacional de Triatlón. En junio pasado, en Ibarra, obtuvo el subtítulo en la Copa de las América.
Andrade tuvo ausencias más prolongadas a clases. El año pasado faltó octubre y noviembre por una gira y competencias realizadas en México, Colombia y Corea del Sur. En diciembre llegó a Cuenca, se igualó las materias, rindió los exámenes y viajó a Perú con motivo de los Juegos Bolivarianos de Playa.
El seleccionado de 22 años agradece a su madre (Gladys Figueroa) y a su hermano materno (Andrés Cabascango), que son odontólogos, por enseñarle y actualizarse los conocimientos que se pierde por no asistir a clases. También reconoce la ayuda de los docentes por permitirse dar los exámenes en otras fechas.
Él está consciente que todo sacrificio tiene su recompensa.
“Me falta un año para graduarme y considero que lo más difícil he pasado”. Sus horas de descanso, sugeridas para los deportistas élite, se acortan por los estudios. Además está obligado a cambiar repentinamente las horas de prácticas.
Según Jorge Hernández, estratega cubano que planifica su preparación desde febrero pasado, es difícil trabajar con un atleta élite que tenga obligaciones académicas. “A veces entrenamos a las cinco de la mañana y en otras ocasiones lo hacemos luego de las ocho de la noche. Tengo que acoplarme a sus horarios”.
Hernández confiesa que el triatleta tiene poco tiempo entre los entrenamientos y sus horas de clases. Hay ocasiones que Andrade termina su preparación y mientras se baña, su técnico sale a comprarle materiales para sus prácticas de odontología. “Trato de ayudarlo para que siga en la alta competencia”.
Andrade se entrena ciclismo con Daniel Morocho y Patricio Ordónez, quienes también lo apoyan en todo lo que pueden. El técnico mexicano Rafael Martínez lo asiste en atletismo. Este domingo competirá a las 08:00 de Ecuador.