Tareas, en apariencia simples, como permanecer sentado o vestirse por su propia cuenta se volvieron retos enormes para Sebastián Carrasco, de 36 años. Antes, sus desafíos se desarrollaban en escalar las montañas más grandes de Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina…
El guía de montaña sufrió un accidente hace dos años, al caer desde una altura de 10 metros, por lo que ahora se moviliza con una silla de ruedas.
El daño cervical provocado por la caída fue tan grave que estuvo tres semanas en el hospital. Luego, pasó a depender casi por completo de un enfermero o de otras personas, para moverse, comer o vestirse.
Su accidente se produjo en agosto del 2015, una semana antes del nacimiento de su segunda hija. Ocurrió en una sesión de escalada, en un trabajo de un día como guía para un grupo de trabajadores de una empresa. Entonces, un error en la comunicación con su compañero, quien no tenía todavía sujeta la cuerda de seguridad, provocó el accidente.
Al caer sintió de inmediato la falta de movilidad en las piernas. No perdió el conocimiento y recuerda que en pocos minutos ya estuvo en el hospital.
Después de dos años, con mucho esfuerzo para cumplir con incontables horas de sesiones de rehabilitación, el quiteño ha empezado a reorientar su vida y emprendió nuevos proyectos. Él busca mantenerse motivado “para seguir adelante” y encontrar nuevas maneras de “sentir el viento en la cara”.
Sebastián Carrasco escaló en roca y en hielo en Perú, Bolivia, Argentina, EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, entre otros países. Foto: archivo particular.
Durante un mes y medio pudo realizar terapias de rehabilitación en Barcelona. Allí se encontró con personas que se ejercitaban y competían en bicicletas de mano (handbikes) y pudo conseguir una de segunda mano.
A finales de mayo, él retornó al país y decidió participar en la Quito-ÚLTIMAS 15K, que se realizó el domingo 4 de junio por las calles de Quito.
Carrasco se animó a participar en los 15 kilómetros de la tradicional pedestre usando un triciclo, con la ilusión de un novato. Quedó fascinado con la experiencia de recorrer y por eso quiere que más personas con movilidad reducida puedan beneficiarse con el ejercicio y con experiencias al aire libre.
En la Quito-ÚLTIMAS NOTICIAS 15K el 4 de junio del 2017. Foto: cortesía Antonela Carrasco
Desde su accidente ha evidenciado las múltiples dificultades que tienen las personas con discapacidad, sobre todo por la falta de rampas de acceso en las veredas, en las puertas de los buses, en los ingresos a los locales comerciales.
Por eso está empeñado en desarrollar proyectos para motivar a otras personas con movilidad reducida a salir a las calles, a los parques, a la naturaleza. “La discapacidad se siente más si hay barreras”.
Carrasco empezó a trabajar en proyectos para mejorar la accesibilidad en nuestras ciudades. Por el momento cuenta con el apoyo de su familia, de la Fundación Triada y de Tatoo, marca deportiva que incluso lo apoyaba en sus anteriores proyectos de escalada. Por si fuera poco, este quiteño cuya máxima motivación son sus hijas, está empeñado en estudiar una maestría en accesibilidad y diseño para contribuir más con el tema de la inclusión.
El deportista continúa con sus actividades al aire libre con el apoyo de la familia. Foto: cortesía Antonela Carrasco
Desde niño realizó con su familia actividades en la naturaleza. Luego, ese gusto por las montañas se fue incrementando en los cursos al aire libre del reconocido montañista Fabián Zurita. Esa pasión continuó afianzándose con el paso de los años por lo que trabajó como guía de montaña durante más de una década. También, se interesó deportivamente por la escalada, sobre todo por esas grandes y difíciles paredes con cientos de metros en EE.UU., Europa y Asia.
Carrasco se quedó “picado” con la carrera que realizó de 15 km, donde cronometró menos de una hora. Continuamente consulta sobre nuevas competencias en el país para seguir participando y seguir impulsando entre las personas con discapacidad la necesidad de moverse.
No se queda quieto y, con la ayuda de Carlos Tacuri está diseñando una nueva bicicleta de mano para montaña, con suspensión y llantas más gruesas. Algún día quiere volver también a los nevados.
“Mi hermano siempre ha sido un ser admirable, que logra todo lo que se propone. En estos dos años ha salido adelante y es muy motivante verlo con sus nuevos proyectos, con los que podrá ayudar a más gente”, dice Antonela, su ‘ñaña’.