'Chito' Vera aplicó una dieta estricta para enfrentar a 'Dangerous' Grant

Marlon 'Chito' Vera junto a su esposa María Paulina y sus dos hijos Ana Paula  e Ignacio. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Marlon 'Chito' Vera junto a su esposa María Paulina y sus dos hijos Ana Paula e Ignacio. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Marlon 'Chito' Vera junto a su esposa María Paulina y sus dos hijos Ana Paula e Ignacio. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Marlon Vera tuvo que bajar 30 libras de su peso corporal, en las últimas tres semanas. Esto como modo de preparación para lo que será su tercera pelea en el Ultimate Fighting Championship (UFC), esta noche en Londres, Inglaterra.

Cumplió con una dieta estricta, en la que optimizó el consumo de grasas y proteínas. Eso lo ponía irritable, porque le gusta comer en abundancia. Usaba esa frustración para canalizar sus entrenamientos.

'Chito', que viajó el sábado pasado hasta Londres, se entrenaba en Guayaquil en jornadas triples de tres horas cada una. Lo hizo bajo la supervisión de su entrenador,
Frank Vidal, en la academia Predador 50/50.

El ecuatoriano debía bajar su peso, para poder entrar en la categoría 135 libras. Peleará ante el londinense David 'Dangerous' Grant, que tiene un récord de ocho victorias y dos derrotas.

A Vera lo llamaron los promotores de la UFC, a finales de diciembre pasado, vía telefónica, para avisarles de su nueva pelea. Cuando cerró la llamada, el manabita de 23 años celebró con su esposa, María Paulina Escobar.

"Tenía seis meses sin pelear, ya me estaba aburriendo", contó el deportista a este Diario, antes de su viaje. Tiene entre sus objetivos sumar su segunda victoria en la empresa norteamericana. Su primer combate lo perdió ante
Marco Beltrán y en el segundo derrotó a Román Salazar.

En los últimos meses se dedicó a perfeccionar sus técnicas de
jiu-jitsu. Además de las que le enseña su maestro, le gusta revisar videos de peleas para aprender nuevos movimientos.

Regularmente conversa con Fabricio Werdum, campeón peso completo de la UFC. Él es uno de sus mentores. Fue su entrenador durante el reality The Ultimate Fighter, donde Vera saltó a la fama y se ganó un contrato en la empresa de artes marciales mixtas.

No es partidario de las cábalas. Vera es un peleador que no cree en la suerte; prefiere pensar en la preparación diaria. Compartió esa filosofía de vida el pasado 20 de enero, en una conferencia que organizó la Cámara de Comercio de Guayaquil. Tenía nervios cuando debutó como conferencista. "En una hora no puedes contar toda tu vida, pero fue una linda experiencia", dijo el manabita.

Esa sensación de ansiedad no se compara a lo que siente cuando sube a la ‘jaula’. Cuenta que le sudan las manos y se pone impaciente. Para tranquilizarse bloquea su mente y no escucha a los aficionados.

Se siente bendecido por el apoyo que recibe a nivel nacional e internacional. Cuenta que en sus redes sociales recibe saludos y mensajes de aliento, todos los días. Para él, es un orgullo inspirar a los peleadores jóvenes.

Luego de la pelea viajará a Los Ángeles, Estados Unidos, para continuar su entrenamiento. Estará allí hasta el 23 de marzo. "Cuando vuelva me meteré en el gimnasio porque quiero seguir en la élite".

Su familia lo motiva
En el brazo izquierdo, a la altura del codo, lleva tatuado el rostro de su hija, Ana Paula. La niña de 4 años, sufre el síndrome de Moebius. Esta enfermedad le impide sonreír y mostrar gestos en su cara.

Ella fue su inspiración durante el reality, y en sus dos primeras peleas. En marzo del año pasado nació José Ignacio, su segundo hijo.

Le gusta jugar con sus hijos. En la sala de su casa, en el norte de Guayaquil, hay juguetes. Un carrito rojo estaba sobre la esquina derecha de la sala y un pequeño piano de juguete estaba sobre la mesa de centro. Ana Paula no ve las peleas de su papá. Ella se pone nerviosa y se va del cuarto, cuando su mamá sintoniza el combate.

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