Policías y bomberos del estado de Río de Janeiro protestan por el retraso en sus salarios y por mejores condiciones de trabajo el lunes 4 de julio de 2016, en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro (Brasil). EFE
La XXXI edición de los Juegos Olímpicos de verano se iniciarán el 5 de agosto próximo en medio de la incertidumbre que se genera en la ciudad de Río de Janeiro y en todo el territorio brasileño, por la crisis económica y política que vive el ‘gigante sudamericano’.
Este lunes 4 de julio del 2016, el diario Folha do São Paulo emitió un comunicado en donde se revela que los compromisos olímpicos relacionados al medio ambiente fueron incumplidos. En ese informe que fue entregado al Comité Olímpico Internacional durante la candidatura de la ciudad de Río, el legado de cambios que dejarían las obras se convirtió en una de las razones para obtener la sede.
Sin embargo, a 30 días del inicio del máximo torneo deportivo, el
tratamiento del desagüe para la bahía de Guanabara (donde se realizará la prueba de vela) no avanzó ni el 50% de lo ofrecido, mientras que la laguna de Jacarepaguá, vecina del
Parque Olímpico, “continúa fétida” según la información publicada por el diario Folha do São Paulo. El rotativo brasileño señaló además, que ni siquiera las obras de plantación en la Mata Atlántica, “de simple ejecución”, fue concluída como se prometió. Además, se abandonó la intención de abrir la laguna Rodrigo de Freitas para los turistas.
A los incumplimientos ambientales, ahora se suma otra historia. Esta vez, la de una atleta que debió sortear un mayor reto que los planteados en el ámbito deportivo. Anna Paula Cotta, atleta de tiro deportivo y psicóloga, de 27 años, debe sobrellevar un impacto de bala en su cabeza que sufrió durante un asalto en su natal Río de Janeiro.
“Es una cosa medio pesada, que mucha gente pasa. Lo ves en la televisión todos los días… Todos los días muere alguien”. “Pero gracias a Dios estoy aquí”. Es la declaración de la deportista en una entrevista -la primera que brindó a un medio de comunicación- y recogida por Gerardo Lissardy, periodista de BBC Mundo.
En la entrevista, el periodista Lissardy relata que el crimen ocurrió el 9 de junio anterior en plena avenida Martin Luther King, una arteria importante de la zona norte de Río de Janeiro, a menos de 500 metros de la comisaría de policía del barrio de Inhaúma. Lissardy continúa el relato explicando que eran cerca de las 05:00 de aquel jueves y Cotta conducía sola su pequeño
Kia Picanto amarillo para ayudar a su padre, de 63 años y enfermo de cáncer, en una empresa familiar de transportes.
Pero de pronto, Anna se encontró con un grupo de asaltantes armados que detenían el tránsito para sustraer dinero y teléfonos móviles a los conductores, una práctica frecuente en la ciudad. Ella intentó pasar pero los ladrones abrieron fuego. El Kia Picanto recibió seis disparos y solo uno le impactó, en el hueso frontal del cráneo. El auto siguió varios metros, hasta chocarse contra un muro verde mientras la Anna permaneció allí, abatida, sangrando, indefensa.
Según el portal BBC Mundo, solo en mayo de 2016 se denunciaron 9 968 robos callejeros en Río de Janeiro, 42,9% más que el mismo mes del año anterior. Estos datos fueron corroborados por el Instituto de Seguridad Pública (ISP), vinculado al gobierno estatal de Río. Hubo 2 083 homicidios dolosos en el estado de Río entre enero y mayo, un aumento de 13,6% respecto al mismo período de 2015. BBC Mundo agregó que el gobierno de Río, quebrado financieramente, decretó en junio la “calamidad pública”, para recibir el equivalente a USD 890 millones del gobierno federal destinados al área de seguridad, incluido el pago de salarios atrasados a policías.
“Bienvenidos al infierno”, decía en inglés una pancarta que este lunes 4 de julio volvió a desplegar un grupo de policías en el aeropuerto internacional de Río en reclamo de sueldos atrasados. “Policías y bomberos no cobran, quien venga a Río de Janeiro no estará seguro”. Pero los hechos de violencia no quedan allí, porque algunos casos han llamado más la atención de los ciudadanos brasileños que otros.
Policías y bomberos del estado de Río de Janeiro protestan por el retraso en sus salarios y por mejores condiciones de trabajo el lunes 4 de julio de 2016, en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro (Brasil). EFE
Por ejemplo, BBC Mundo explica que solamente en la última semana de junio, falleció en un asalto un policía del equipo de seguridad de Eduardo Paes, alcalde de Río y un cadáver mutilado apareció en la playa de Copacabana, un sitio bastante cercano donde se desarrollarán las competencias olímpicas de Voleibol.
A este caso se suma además, el de una médico que conducía su auto y fue asesinada de un disparo en la cabeza en la zona norte de la ciudad. La policía brasileña investiga si sufrió una ejecución o un asalto, con menos suerte que Cotta.
“Siempre quise competir en unos Juegos. Intenté en varias modalidades y nunca fui buena en nada”, expresó Anna Paula Cotta, que según el periodista Gerardo Lissardy tiene los ojos negros y una sonrisa amable, generosa. Pero un día Cotta descubrió el tiro deportivo, cuando veía por televisión unos Juegos Olímpicos junto a su madre y “apareció un señor de edad gordito, disparando” al blanco. “¡Eso! ¡Lo encontré!”. Hasta ese momento, a Anna Paula Cotta nunca le habían interesado las armas, y cuando comenzó a practicar tiro en 2010 lo hizo con pistola de aire comprimido, porque la sentía menos peligrosa que una de fuego. Casi de inmediato demostró que tenía puntería. Ascendió en el ‘ránking‘, entró a la Confederación Brasileña de Tiro Deportivo y en mayo participó de la copa del mundo en Múnich.
La violencia en Brasil
El domingo 19 de junio, se registró otro hecho violento en Río de Janeiro: Un grupo de criminales fuertemente armados entró durante la madrugada del domingo 19 de junio del 2016 en un hospital de Río de Janeiro para liberar a un presunto traficante de drogas que estaba bajo custodia policial y que se encontraba internado en el centro hospitalario, informaron los medios brasileños.
Mediante esta acción, que se saldó con un muerto y dos heridos, los delincuentes lograron su propósito y liberaron a un hombre conocido como “Fat Family”, sobre quien pesa la sospecha de ser uno de los principales responsables del tráfico de drogas en la favela de Morro Santo Amaro, en la zona sur de la ciudad. La entrada en el Hospital Souza Aguiar de la cuadrilla, formada por unos diez hombres, según fuentes policiales, provocó un intercambio de disparos entre los criminales y los miembros de la Policía Militarizada, que custodiaban al traficante preso.
Otro ejemplo de la violencia en Río de Janeiro se produjo en el complejo de favelas de Maré, entre el aeropuerto internacional y el centro de Río. Un tiroteo de policías con narcos obligó a más de 150 estudiantes y profesionales de una ONG a tirarse al suelo de sus aulas por tres horas el miércoles pasado, para protegerse según BBC Mundo.
Las bandas armadas y los enfrentamientos con armas de fuego volvieron a aparecer en varias favelas de Río que habían recibido unidades policiales en años recientes. Según expertos, la otrora aplaudida política de “pacificación” de la ciudad ahora está en jaque.
Las autoridades atribuyen todo esto a la crisis financiera del estado, pero afirman que la seguridad mejorará con el dinero enviado por el gobierno federal y las decenas de miles de policías y militares que llegarán a Río para los Juegos.
Los crímenes relacionados con los Juegos Olímpicos
El Comité Río 2016 señala que Brasil tiene una “fuerte experiencia en seguridad de megaeventos”. Pero en Río ya ocurrieron algunos crímenes relacionados con los Juegos Olímpicos.
Liesl Tesch, atleta paralímpica australiana, denunció que fue asaltada con un arma de fuego el domingo 19, cuando estaba con su fisioterapeuta en la turística zona sur de la ciudad. Mientras que en mayo, pasaron por lo mismo tres miembros del equipo español olímpico de vela.
La semana pasada, un camión que llevaba hacia el Parque Olímpico equipamientos de dos canales de TV alemanes, valorados en más de USD 400 000, fue secuestrado y robado por un grupo de asaltantes. La carga apareció luego en un galpón abandonado de la región metropolitana de Río. Pero el caso de Anna Paula Cotta es especial porque el asalto ocurrido a inicios de junio, fue el segundo intento de asalto a su auto que resultó baleado durante un intento de asalto en la calle.
El primer asalto según BBC Mundo, fue hace dos años atrás, cuando Anna Paula conducía su auto acompañada de su hermano Marco, un ingeniero naval de 31 años que la cubrió al ver a un hombre armado, tomó el volante y arrojó el vehículo sobre el asaltante mientras ella aceleraba. Ambos salieron ilesos, aunque tres balas se impactaron en el automóvil.
El periodista Lissardy apunta que quizá Cotta intentó repetir la maniobra el mes pasado, conduciendo sola, y no lo logró. Hasta ahora evita contar lo que ocurrió exactamente, incluso a sus familiares. “Sobre el tiro no tengo qué decir”, respondió a BBC Mundo. “Recuerdo algunas cosas sí, pero ni hablo de ello”.
Su madre cree que giró la cabeza justo cuando le disparaban y así la bala, que perdió fuerza al dar en el auto, fracturó su cráneo sin llegar a introducirse en él. La socorrieron otros conductores que acababan de ser asaltados por la misma banda. En el hospital fue operada, en estado grave. Cotta permaneció en coma inducido, en una unidad de tratamiento intensivo, hasta que comenzó a dar señales de mejoría. Siguió internada una decena de días y recibió el alta.
Su madre repite aliviada que no tendrá secuelas, de acuerdo a los médicos. Que ni siquiera le quedarán marcas visibles del balazo, gracias a una cirugía plástica.
También comenta que evalúan comprarle un auto blindado a su hija y demandar al estado de Río por lo que le pasó: “La policía no está haciendo nada”.
En la comisaría de Inhaúma, al lado de donde fue el crimen hace menos de un mes, un efectivo se esfuerza para recordar el episodio. Pero un oficial asegura que el jefe está en la calle, haciendo diligencias sobre el caso. “Tal vez hasta consiga capturar a alguien y mañana haya novedades”, asegura el inspector Nelson.
En los últimos días, Cotta ha sufrido dolores de cabeza. Cree que se deben a los puntos que tiene debajo del vendaje. También tuvo mareos. En casa de sus padres, apenas recibe a su novio, familiares y amigas íntimas.
Espera volver gradualmente a las actividades y mantiene la ilusión de competir en unos Juegos Olímpicos. “Algún día llegaré”, dice. Pero para estos de Río, ni ha comprado ingresos como espectadora, aunque tal vez aun lo haga.
“La ciudad es peligrosa, pero me acostumbré. Quién sabe si no consigo vivir fuera en el futuro”, reflexiona. “Sin embargo, en principio esta es mi vida ahora”.