El Callejón de Huaylas ofrece paisajes de ensueño

La laguna de Parón es un atractivo del lugar.

La laguna de Parón es un atractivo del lugar.

El cerro Pirámide recibió ese nombre por la particular forma angular de sus paredes.

Telmo Arévalo Cuesta Redactor invitado

En nuestra entrega anterior iniciamos el recorrido por el callejón de Huaylas y llegamos hasta Caraz. Hacia el oriente de esa ciudad, un camino lastrado en regular estado nos llevó, luego de 35 km, a la laguna de Parón, un lugar casi salvaje y no por peligroso, sino porque no se nota la presencia humana.

Es una laguna de un color verde esmeralda, rodeada de altos nevados que forman un contorno impresionante y solitario. La montaña que se destaca es la Pirámide de Garcilaso, cuya espectacular forma se admira desde la cordillera Negra, varios kilómetros al frente.

Luego de disfrutar de todo lo que esa laguna nos ofrecía, regresamos a Caraz para continuar por la carretera con rumbo sur, en constante y suave ascenso.

La laguna de Parón es un atractivo del lugar.

La siguiente ciudad importante de la ruta es Yungay, población que el 31 de mayo de 1970 fue sepultada por un alud de nieve, lodo y rocas que se desprendió del gran Huascarán, su vecino muy próximo.

En recuerdo de esa tragedia ahora existe un camposanto sobre la ciudad antigua. El anterior cementerio de la ciudad, que está construido sobre una loma, es lo único que se salvó del alud.
Si se desea, se puede subir por otra carretera lastrada que atraviesa las faldas del Huascarán hasta las famosas lagunas de Llanganuco (muy lindas por cierto).

Según la leyenda, estas lagunas se formaron con las lágrimas del nevado Huandoy, al no poder casarse con su amor prohibido, el nombrado Huascarán. Todo esto se encuentra en el interior del gran parque nacional homónimo.

El monumento al pastor está en el camino.

Llama la atención que en Yungay se encuentra, entre otras cosas, un extenso mercado donde se vende gran cantidad de sabrosa y variada fruta, durante todo el año.  Desde allí, siguiendo siempre hacia el sur, cruzamos por Carhuaz, Marcará (donde hay un aeropuerto) y Pariahuanca hasta llegar a Huaraz, la capital del departamento de Áncash, y la ciudad más importante de todas las del callejón, al ser el centro del movimiento turístico que visita ese sector del Perú.

En cada ciudad nombrada se pueden encontrar todos los servicios básicos que requieren los turistas, sin embargo, en Huaraz existe una mayor variedad tanto en precios como en calidad.

Muy buena y variada comida, hoteles, restaurantes, locales de artesanías, bancos, oficinas de atención al turista, balnearios de aguas termales, oficinas públicas, iglesias, etc.  Además, el entorno que rodea a Huaraz es fabuloso, ya que espléndidas montañas nevadas se admiran por doquier, así como cerros verdes con bosques y pastizales para alimentar ganado y el mismo río Santa, entre otros atractivos.

Estas ruinas recuerdan el sismo de Yungay.

Siguiendo la ruta programada, más adelante se puede encontrar un monumento al monje pastor arrullando a una llama, justo al frente del nevado Pastoruri, que es uno de los más visitados por los turistas que quieren pisar la nieve sin mayores complicaciones.

Más adelante se encuentran otros pequeños poblados como Recuay, Olleros, Catac y Conococha, donde está la laguna del mismo nombre y es desde donde nace el río Santa.
Es ahí donde comenzó nuestro relato de este viaje; en el extremo sur de este impresionante Callejón de Huaylas, donde lo que más se destaca son sus impresionantes nevados de más de 6 000 metros de altitud.

Para regresar a Ecuador hay dos alternativas: emprender el mismo camino pero en sentido contrario, o continuar por la espléndida carretera que baja al llano y que también es la segunda opción de acceso, si no se quiere atravesar el cañón del Pato con su camino lastrado.

Luego de recorrer 123 kilómetros, encontramos la Carretera Panamericana en Paramonga, viramos a la derecha, y emprendemos el retorno hacia el norte. Buen viaje y hasta la próxima.

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