Sin excesivas estridencias pero con eficaz contundencia Delfín pulverizó a los grandes favoritos para consagrarse como el virtual ganador de la primera etapa.
Delfín trabajó en silencio para ganarle a la adversidad. Tal como lo hicieron los manabitas para levantarse luego de la tragedia del terremoto.
Una campaña brillante; la segunda mejor de la historia de los campeonatos ecuatorianos. Con sus 22 encuentros invictos Delfín se encuentra a 4 de lograr los 26 sin perder, récord en poder de El Nacional 1990 bajo la conducción del entrenador Carlos Sevilla.
La adversidad enseña a priorizar recursos y Delfín aplicó este principio a rajatabla. Su presupuesto anual de USD 2,5 millones no se puede comparar frente a las inversiones millonarias de Barcelona (15,5 millones), Emelec (12 millones) y Liga (11,2 millones). Sin embargo, ninguno de los tres ha derrotado al Delfín en el transcurso del torneo.
El virtual ganador de la etapa contrató lo estrictamente necesario para conformar un equipo competitivo con un enorme peso colectivo.
Dirigidos por el uruguayo Guillermo Sanguinetti, un especialista en levantar campañas espectaculares con equipos de nómina reducida, como el Cúcuta de Colombia en el 2013.
La ecuación exitosa del Delfín se sustentó en contratar un buen director técnico que dirigió un plantel sobrio, inteligente, solidario y eficaz.
Finalmente, Delfín fue propietario de una enorme fuerza mental que le permitió archivar los complejos para lucir a plenitud su calidad de juego para transformarse en el mejor equipo de la primera etapa.
A eso se agrega la fuerza de voluntad de sus jugadores. La unión que reflejan dentro y fuera de la cancha. Sus integrantes, sin importar el puesto, no dan por perdido un balón. Eso refleja el hambre de gloria que tienen.