Aunque SUV y todoterreno son denominaciones que se han vuelto casi genéricas para identificar al tipo de vehículo del que trata este especial, sería impreciso decir que son palabras sinónimas. Existen particularidades físicas y mecánicas que marcan diferencias fundamentales entre uno y otro.
Sobre los todoterreno puede decirse que, tal como indica el término, son vehículos dotados de las características necesarias para ofrecer un desempeño óptimo sobre todo tipo de superficies. Además de la mayor altura de la carrocería, cuentan con tracción a las cuatro ruedas y su estructura está compuesta por un chasís que les proporciona mayor robustez.
Los SUV, por su parte, son vehículos con apariencia de todoterreno que, sin embargo, presentan limitaciones a la hora de afrontar obstáculos de cierta complejidad.
En la mayoría de modelos el chasís es reemplazado por una estructura tipo monocasco, que integra el habitáculo de los pasajeros y los soportes de motor, transmisión y suspensión en una sola pieza.
Esta característica aporta un mayor confort, pero limita la capacidad off-road. Por ello, son vehículos de uso preferente sobre superficies asfaltadas.
Por lo general solo tienen tracción delantera. Cuando está disponible, la tracción total suele limitarse a la incorporación de un diferencial central que reparte la fuerza de giro del motor en determinada proporción entre ambos ejes.
Una categoría reciente es la de los Crossover, que son vehículos creados sobre la plataforma de automóviles pequeños, con la altura de la carrocería elevada. Su orientación es eminentemente urbana, aunque permiten salidas al campo que no sean demasiado exigentes.
El término SUV abarca todas las categorías, pero las características técnicas de cada modelo indican a cuál pertenece específicamente.