El grupo de atletas de la Federación Deportiva Ecuatoriana para personas con discapacidad intelectual que se entrenan con Danny Baño. Ellos trabajan en el estadio Atahualpa. Danny Baño, entrenador y atleta, que correrá en la maratón de Nueva York. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Quien lo mira no lo percibe y quien lo escucha, tampoco. Danny Baño es una muestra de tenacidad y superación. Él tiene un 44% de discapacidad intelectual, es deportista y también entrenador de un grupo de atletas de Pichincha.
“Yo también pertenezco a ese grupo de personas con discapacidad”, dice. Éles tecnólogo en Entrenamiento Deportivo, título que alcanzó en el Instituto del Consejo Provincial; por ahora estudia en la Facultad de Educación Física para lograr su licenciatura en la Universidad Central.
“Fue muy duro culminar mis estudios de bachiller, porque había mucha discriminación. Pasé por dos escuelas y cinco colegios. No tuve ni tengo amigos. Me refugié en mis libros, me encanta leer, por eso creo que nadie reconoce mi discapacidad”.
La Federación Deportiva Ecuatoriana para personas con discapacidad intelectual contrató sus servicios como entrenador. De martes a viernes va al estadio Atahualpa para preparar a sus 12 deportistas. “Mi hermano tiene un 42% de discapacidad intelectual, yo el 44%. Él forma parte del equipo que participará en el Open Internacional de Atletismo, que será del 17 al 22 de septiembre en Guaranda”, agrega Danny.
Es muy metódico en su trabajo y pone énfasis en las posiciones habituales de salida, especialmente con los velocistas. “Hay que repetir e insistir porque aprenden pero se olvidan rápido. Ha sido muy importante su compromiso, porque son puntuales en llegar a los entrenamientos”.
De su grupo de atletas, cinco irán al Open Internacional. Nayeli Minda y Michael Baño correrán las pruebas de 800 y 1 500 metros. Steeven Cueva, Nichol Gualavicí y Pablo Bravo, que correrán las distancias de velocidad, 100 metros, 200 m y 400 m.
“Con ellos no se puede asegurar nada. Por más talento y capacidad que tienen, el día de la carrera se olvidan lo que habíamos entrenado o sorprenden con una buena actuación y rompen sus marcas personales”.
En ocasiones se entrena con ellos, porque es atleta de alto nivel. Ha subido al podio en carreras de calle de 10 km, 15 km y 21 km. Ha escoltado a los mejores fondistas del país como Byron Piedra, Miguel Almachi, Segundo Jami y Paúl Buenaño. “En noviembre voy a correr mi primera maratón, será en Nueva York”.
El año pasado, pese a tener el cupo y la inscripción listos, se quedó porque no le dieron la visa de ingreso a Estados Unidos. “Esta vez ya tengo todo listo, no me voy a quedar”.
Planifica para cumplir con sus obligaciones: entrenar a los atletas, preparación individual, estudios universitarios y su trabajo en la Federación, que lo contrató en el 2013. “Es solo cuestión de organizarse”.
Su familia ocupa un lugar especial en su vida. Nació en Chillanes. “Me crié en el campo, un cantón cercano a Guaranda. Tuve que migrar a la capital para mi preparación”.
Tiene siete hermanos más. De todos, Michael y él tienen esta discapacidad intelectual. “Soy muy grato con mis padres y hermanos”.
No da atención a su discapacidad. “La ignoro, no ha sido una limitante para mí. Además de leer, interactúo con la gente que me rodea”.
Cuando está en el estadio Atahualpa todos lo saben. Su tono de voz es tan agudo, que las ondas sonoras estallan contra el graderío vacío y se produce un eco. “Tengo muy alto el tono de voz. Cuando cumplí el servicio militar, en la Brigada Patria en Riobamba, me dieron salida como premio en dos ocasiones, pero también rompí un vaso”.