La sede del Comité Olímpico de Rusia (COR) en Moscú. Foto: Yuri Kochetkov/ EFE
El Comité Olímpico Internacional (COI) y su presidente, el alemán Thomas Bach, fueron hoy, 25 de julio del 2016, objeto de duras críticas tras su decisión de no excluir al equipo de Rusia de los Juegos de Río de Janeiro.
“Una genuflexión ante la potencia deportiva”, escribió el diario austriaco ‘Kurier’. “El COI iza la bandera de Rusia”, llevó al español ‘Marca’ a su portada.
También la Agencia Mundial Antidoping (AMA) se mostró “decepcionada” con la postura del COI, que ignoró la investigación realizada por Richard McLaren, en el que se denuncia un extenso sistema de doping apoyado por el Estado en el deporte ruso.
“El informe McLaren demostró sin duda la existencia de un programa de doping organizado por el Estado en Rusia, que socava gravemente los principios del deporte limpio en el marco de las normas internacionales antidoping“, dijo el presidente del organismo, Craig Reedie, en un comunicado difundido el domingo.
El director general de la organización con sede en Montreal, Olivier Niggli, añadió: “Aunque la AMA respeta completamente la autonomía del COI para tomar decisiones bajo la Carta Olímpica, la decisión tomada y los criterios establecidos llevarán inevitablemente a una falta de armonización, potenciales dificultades y menos protección para los atletas limpios”.
La agencia mundial había recomendado la pasada semana la exclusión total de Rusia de los Juegos de Río, que se disputan del 5 al 21 de agosto. Sin embargo, el COI decidió el domingo permitir la participación de los deportistas rusos si están limpios y reciben luz verde por parte de sus respectivas federaciones internacionales. Sólo el equipo de atletismo está suspendido por decisión de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF).
El canadiense Richard Pound, expresidente de la AMA, consideró que el COI desperdició una enorme oportunidad de lanzar un claro mensaje. Para el británico Greg Rutherford, campeón mundial y olímpico en salto de longitud, se trata “de un mero intento de aparecer como el bueno en ambas partes”. “Conocemos los riesgos de la ‘justicia colectiva’, pero también conocemos los riesgos de no castigar una cultura del doping que viene de lo más alto. Yo diría que esto último es una amenaza mucho mayor para el deporte”, dijo al diario ‘The Guardian’.
La geopolítica y la amistad del presidente de Rusia, Vladimir Putin, con el jefe del COI, Thomas Bach, también fueron mencionados hoy en los diarios internacionales. El alemán “Süddeutsche Zeitung” escribió que el COI “no quiere comprometer a Vladimir Putin”, mientras que el ‘Frankfurter Allgemeine Zeitung’ aseguró el que organismo olímpico “traicionó” sus valores. Para el español ‘El Mundo’, el COI “se lava las manos”, mientras que para el ‘The New York Times’, la organización “contradice” su política de “tolerancia cero” con el doping. El jefe del antidoping en Suiza, Matthias Kamber, consideró la decisión “un gran paso atrás para los deportistas limpios, así como para los ‘whistleblowers’ (informantes)”.
Las federaciones internacionales se encuentran ahora bajo presión para tomar una decisión. “La situación es desagradable”, admitió el presidente de la Federación Internacional de Tenis de Mesa, Thomas Weikert.
“En poco tiempo tenemos que decidir si los tres rusos clasificados para Río están limpios. Para los deportistas la situación también es difícil”. Otras organizaciones reaccionaron con imperturbabilidad. La Federación Internacional de Tenis, por ejemplo, ya anunció que permitirá competir a los siete rusos inscritos en su torneo en Río, ya que “todos formaron parte de un riguroso programa antidoping fuera de su país”. La decisión “salomónica” podría traerle no solo críticas al COI, sino también problemas legales. “No permitir competir en los Juegos a rusos con pasado de doping es una violación de la jurisprudencia de la CAS y del principio de igualdad”, advirtió el jefe del atletismo alemán, Clemens Prokop. La Corte Arbitral del Deporte (CAS) ya invalidó hace cinco años la llamada regla Osaka, introducida por el COI en 2008 y con la que pretendía impedir que deportistas con sanciones superiores a seis meses por doping no pudieran participar en los siguientes Juegos.