La clasificación de la Tri a los cuartos de final en una Copa América no debe convertirse en una túnica que cubra la crisis que atraviesa el fútbol ecuatoriano. Esa tesis es burlesca y de desconocimiento porque atrás de la Selección hay una estructura frágil, que derivó en deudas millonarias de sus afiliados, en los últimos 15 años.
Por eso es vital evidenciar la crisis general a toda escala, en la que aparecen los equipos de fútbol de las series A y B, segunda categoría, asociaciones endeudas.., aupados en un modelo arcaico que aún impulsa la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).
Y lo peor es que muchos directivos actuales respaldaron al anterior presidente de este organismo, que hoy está procesado por lavado de activos y que es parte del escándalo del ‘FIFAgate’.
Es necesario establecer el escenario para tomar las correcciones que la Selección necesita para sus próximas competencias, sin quitarle responsabilidades a su entrenador Gustavo Quinteros. Él también las tiene que asumir para que no repita errores en el futuro.
La Copa América evidenció un descenso en el rendimiento de jugadores de los cuales se esperaba más como Antonio Valencia, Jefferson Montero, Alexander Domínguez, Énner Valencia, Juan Carlos Paredes, Frickson Erazo, Gabriel Achilier… Decir lo contrario es mantener esa túnica que impide hacer una verdadera transformación del fútbol en el país. Conclusión: la Copa América para Ecuador fue un fracaso.