De conformidad con lo dispuesto en el artículo 92 de la Ley de Tránsito, los diferentes centros de capacitación autorizados por la Agencia Nacional de Tránsito son los encargados de formar a los nuevos conductores profesionales y no profesionales, antes de la obtención de las licencias.
Con ello, la autoridad busca que quienes manejan vehículos motorizados tengan las destrezas y los conocimientos teórico-prácticos para movilizarse de manera segura y ordenada.
Para el cumplimiento de este objetivo, la labor de los diferentes establecimientos de formación desempeña un papel fundamental.
Es que conducir un vehículo es mucho más que ponerse detrás del volante y guiarlo de un punto a otro. Implica hacerlo de una manera responsable y segura, teniendo siempre presentes los preceptos de la conducción defensiva y respetando lo establecido en las leyes y reglamentos que regulan el tránsito.
La movilidad es un hecho social en el que participan todos los miembros de una sociedad desde diferentes posiciones, que pueden ser las de conductores, peatones, ciclistas, motociclistas, etc. Ello implica una coparticipación en la organización del tránsito, de tal manera que este se dé de una manera ordenada.
Por esta razón, la formación de los nuevos conductores en las múltiples instituciones avaladas por la autoridad competente también debe enfocarse en el respeto y consideración a los demás usuarios viales.
El establecimiento de pruebas psicológicas y el asesoramiento profesional en esa materia son parte de la capacitación en varias escuelas de conducción, como un servicio adicional a los alumnos, fuera del pénsum de estudios.
Gorky Obando, gerente de Automóvil Club del Ecuador (Aneta), sostiene que las escuelas de conducción deben poner énfasis en la actitud del conductor a partir del perfil psicológico, pues un buen conocimiento teórico y práctico de las leyes y los reglamentos no necesariamente evita que un conductor tenga una actitud agresiva, que no contribuye a una circulación normal.
“La formación debe orientarse hacia la motivación de un comportamiento positivo. Es necesario crear en el estudiante un hábito de responsabilidad y respeto hacia los demás usuarios viales, especialmente a los peatones”, sostiene Obando.
La capacitación de los futuros conductores en los centros de formación se complementa con clases de mecánica básica y primeros auxilios, entre otras actividades que pueden llegar a requerirse en algún momento.