Primer auto: la conveniencia y la lógica mandan

La compra del primer auto requiere de una reflexión profunda sobre la necesidad y las condiciones que rodean el proceso. Foto: Ingimage

La compra del primer auto requiere de una reflexión profunda sobre la necesidad y las condiciones que rodean el proceso. Foto: Ingimage

La compra del primer auto requiere de una reflexión profunda sobre la necesidad y las condiciones que rodean el proceso. Foto: Ingimage

Cuando una persona ha logrado una cierta estabilidad económica, uno de sus principales requerimientos suele ser un vehículo propio, por la facilidad de movilidad que le proporciona.

No obstante, por lo general esa decisión está condicionada por varios factores como el económico, el nivel de experiencia como conductor y el uso que se le dará al vehículo, entre los principales.

Respecto del primero, no se trata únicamente del precio de adquisición del auto, independientemente de que sea nuevo o usado. Tiene que ver también con los costos de operación y mantenimiento que genere, en los que no muchos usuarios reparan y que hasta pudieran llegar a desestabilizar la economía del propietario.

Por ello, conviene optar por un vehículo más bien pequeño, con un motor de entre 1 000 y 1 600 cm3 de cilindrada que entre sus cualidades ofrezca un consumo de combustible moderado.

También es preferible que sea un modelo del que haya muchos ejemplares en el mercado, pues eso garantiza una amplia disponibilidad de repuestos y de servicio técnico oficial y alterno.

Cuando se trata de un conductor con poca experiencia, lo recomendable es optar por un vehículo de segunda mano, pues mientras depura sus técnicas de manejo será más proclive a roces o a cometer ciertos errores con la operación que pudieran requerir arreglos.

Esas reparaciones serán mucho más costosas en un auto nuevo, por el hecho de que deben ser realizadas en concesionarios oficiales para no comprometer la garantía del vehículo.

Finalmente, conviene determinar el uso que se le dará al vehículo, con el fin de optimizar su uso y no forzar o subutilizar uno que esté orientado a un fin diferente.

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