La coducción autónoma
La primera vez que escuché sobre los fabricantes de vehículos que trabajaban en modelos que se conducían solos, pensé que esa iniciativa contaría con un mercado muy reducido el día en que se concretara.
Primero, me costaba creer que un grupo de sensores, cámaras, radares, etc., pudiera compararse o hasta suplir la actividad sensorial de los seres humanos.
Pero más allá de los avances tecnológicos que nunca dejan de sorprender, dudaba de la decisión de la mayoría de automovilistas de renunciar al placer de la conducción para ceder el control del vehículo a un cerebro electrónico.
Respecto de lo primero, ya existen avances muy concretos en esa materia por parte de varios constructores de vehículos. De hecho, uno de ellos tiene previsto poner a la venta su primer modelo autodirigido en el transcurso del próximo año.
Sobre lo segundo, en las grandes urbes del mundo también hay un número creciente de conductores agobiados por los niveles de tráfico, especialmente en las horas pico.
Muchos de ellos están dispuestos a cambiar el estrés del puesto de conducción por la relajación del sillón del pasajero. Al parecer, la iniciativa tendrá una buena acogida.