Para sobrellevar el cansancio de la competencia los ciclistas se refugian en las redes sociales y hasta en las creencias religiosas.
Cléber Cuásquer se encomendó a la Virgen de la Purificación de Huaca, en la misa del último domingo. Visitar a la Patrona de ese cantón carchense, antes de una competencia, es uno de los rituales del ciclista de 1,60 metros de estatura.
En el actual giro, que hoy une las poblaciones de Bahía y Chone, Cuásquer sigue siendo uno de los pedalistas a tomar en cuenta, sobre todo porque ha tenido triunfos en la temporada como en la Clásica de la Policía Nacional, la Héctor Chiles, la Pablo Muñoz Vega y hasta fue segundo en la Vuelta al Sur de Bolivia.
El devoto de la Purita, como le llaman a la Virgen católica de ese sector del Carchi, extraña a sus padres cada vez que viaja para competir en un evento de bicicletas. El ciclista lo toma con profesionalismo y alegría, por lo que después de cada etapa busca descansar la mayor parte del tiempo para recuperar las fuerzas. También intenta dormir 8 horas, aunque en la Costa, el calor no se lo permite.
Para pasar el tiempo y no extrañar demasiado a su familia lleva consigo una computadora y permanece contactado a través de las redes sociales. Esa es una conducta que repiten la mayoría de ciclistas, sobre todo los más jóvenes del giro.
El carchense de 24 años que no descansa bien en los climas cálidos empezó en el ciclismo hace una década, en una escuela juvenil que se formó en su cantón. Ahora es uno de los favoritos, aunque está sexto en la clasificación general.
Usualmente los deportistas se animan entre ellos, conversan con frecuencia antes y después de cada prueba. Así lo hacen los ecuatorianos, los colombianos, venezolanos…
Otro carchense que extraña a su familia, sobre todo a su hija, es Jorge Montenegro. Con 26 años es una de las cartas importantes que tiene el Movistar Team en la edición 34.
Este ha sido el año de los viajes para el hermano gemelo de Santiago, entrenador de la Federación Deportiva del Carchi. Estuvo con el Team Movistar en Europa, donde se sintió un profesional en todo sentido.
Lo que más extraña cuando viaja es la compañía de su hija Alina, de 3 años. Por eso, en este giro, lo primero que hace en las mañanas es conversar con su esposa y su hija, a través del teléfono, para darse ánimos y salir a pedalear por las carreteras ecuatorianas.
Fabián Chiluisa, carpintero y padre de dos hijos, también compite en la Vuelta con un equipo conformado por ciclistas de Cotopaxi y Pastaza. Con 32 años, participa de su séptimo giro y una de sus mayores satisfacciones es haber terminado siempre cada competencia.
Este año, con el apoyo de Luis Alvarado, dueño de una fábrica de calzado, tienen un vehículo de abastecimiento adicional. En su equipo todavía quedan en carrera su hermano Bolívar y Fabián Vega.