Chapecoense, de cuarta división a la élite del fútbol sudamericano

Familiares de jugadores y directivos del Chapecoense saludan a los aficionados durante una vigilia del martes 29 de noviembre de 2016 en la Arena Condá de Chapecó (Brasil). Foto: Fernando Bizerra Jr. /  EFE

Familiares de jugadores y directivos del Chapecoense saludan a los aficionados durante una vigilia del martes 29 de noviembre de 2016 en la Arena Condá de Chapecó (Brasil). Foto: Fernando Bizerra Jr. / EFE

Familiares de jugadores y directivos del Chapecoense saludan a los aficionados durante una vigilia del martes 29 de noviembre de 2016 en la Arena Condá de Chapecó (Brasil). Foto: Fernando Bizerra Jr. / EFE

Hasta que la tragedia se cruzó en su camino, Chapecoense era un club poco conocido, pero había cobrado notoriedad con su llegada a la final de la Copa Sudamericana.

En busca de ese sueño se encontraba cuando el avión que lo llevaba a Medellín se precipitó anteanoche a tierra a pocos kilómetros de llegar a su destino. Hasta el 2009, el club militaba en la Serie D del fútbol brasileño. Pero tuvo un ascenso meteórico y llegó a Primera en el 2014. Mejoró su rendimiento hasta llegar a solo dos juegos de ganar un título internacional.
Hoy, miércoles, tenía que jugar ante Atlético Nacional, en la final de ida de la Sudamericana. La revancha estaba prevista para el 7 de diciembre.

Chapecoense nació en 1973 y representa a la ciudad de Chapecó, polo industrial al sur de Brasil en el estado de Santa Catarina, donde viven 200 000 habitantes. Ahí, según relataban los medios locales, se vivía una ‘fiebre’ por el conjunto.

Antes, en las calles, solo se veían camisetas de Internacional y de Gremio, clubes grandes de la ciudad cercana de Porto Alegre, o de otros equipos de Santa Catarina, como Avaí o Figueirense.
Ahora, el verde y blanco del ‘Chape’ tomó la ciudad. Algunos de las figuras del club eran el capitán Cléber Santana, ex Atlético de Madrid y Mallorca, Thiego y Ananias.

Otros, como el arquero Danilo, Kempes y Gil, hicieron carrera por varios clubes de Brasil hasta desembarcar en Chapecó. Thiaguinho, de 22 años, estaba ganándose un lugar entre los titulares. Horas antes del accidente su mujer le había dicho que iba a ser padre.
El plantel solo tenía un extranjero, el argentino Hernán Martinuccio, que casi no jugaba y que se salvó de la tragedia por encontrarse lesionado.

Caio Júnior, el técnico, también tenía una trayectoria dilatada, aunque nunca ganó ningún título importante en Brasil. Reconocido como motivador por sus jugadores, le dio al equipo una identidad. Su hijo Matheus, que había viajado a Sao Paulo para abordar el avión, se salvó del accidente porque olvidó su pasaporte.

Para acceder a la final, Chapecoense eliminó a Cuiabá, de Brasil. Luego, cayeron Independiente, de Argentina; Júnior, de Colombia; y San Lorenzo, también argentino.

El título para el ‘Chapecó’
A través de un comunicado, Atlético Nacional le pidió a la Confederación Sudamericana de Fútbol que le otorgue al club brasileño el trofeo continental. “De nuestra parte, y para siempre, Chapecoense campeón de la Copa Sudamericana 2016”, dice parte de la carta publicada para Atlético Nacional.

Otros equipos de Brasil se comprometieron a cederle futbolistas sin cargo al Chapecoense para que pueda afrontar los torneos. También pidieron a la Confederación brasileña que permita que el club no descienda en tres temporadas.

Con toda una ciudad detrás, el ‘Chape’ se preparaba para ser el primer equipo de Santa Catarina en jugar una final internacional. Hoy llora la muerte de sus guerreros.

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