Hernán Galíndez (12), arquero de la Católica, despeja el balón en un ataque de Barcelona. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Los jugadores de Barcelona levantaron sus brazos y batieron palmas en el césped del estadio Olímpico Atahualpa. Empataron con Universidad Católica, pero les quedó la sensación de que el intenso trajín en el partido del mediodía de Quito contrarrestó el sinsabor de alcanzar una victoria ante un equipo que controló más tiempo el balón.
En el encuentro estaban muchas cosas en juego: el invicto (ahora Barcelona suma ya 12 partidos sin conocer la derrota) y el liderato que mantiene al equipo como primer candidato para ganar la etapa y así coronarse campeón sin necesidad de jugar una final, en diciembre.
Católica tenía la opción de trepar más en la tabla de posiciones para pelear el cupo del repechaje a la Copa Libertadores de América de la próxima temporada.
Aún así, algunos jugadores canarios se dieron tiempo para intercambiar camisetas con sus amigos de Católica, que se fueron con ‘bronca’ a los vestuarios del escenario quiteño. El plantel del argentino Jorge Célico tuvo opciones para alcanzar el triunfo, pero el golero Máximo Banguera intervino con sus atajadas.
Guillermo Almada, el entrenador uruguayo de los toreros, cambió su estrategia. Sus jugadores cedieron la iniciativa a su adversario, en la primera etapa del encuentro. Ese planteamiento contrastó con las características del plantel, acostumbrado a salir a atacar y buscar la victoria (es el más goleador del certamen local con 82 conquistas).
Así, el ‘Trencito Azul’ manejó la pelota. Sus carrileros Andrés López y Sergio Mina se adelantaban a los ofensivos Ely Esterilla y Marcos Caicedo. Acostumbrados a buscar los espacios para explotar sus veloces avanzadas, Esterilla y Caicedo sufrieron para marcar. Damián Díaz, el 10 de los toreros, se retrasó para que el juego de su equipo tuviera algo de alivio.
Tocaba y tocaba Católica, pero Barcelona siempre buscaba el ataque. Y la respuesta surgió de un hombre inesperado. Mario Pineida, el lateral que al inicio de la temporada rechazó una propuesta de Emelec, marcó la primera anotación de un escenario Atahualpa casi lleno. 23 728 personas pagaron su boleto.
La mayoría de los hinchas, con camisetas amarillas, llegó al estadio para alentar a su plantel que sueña con su estrella 15 en el Campeonato ecuatoriano. Su presencia dejó un ingreso de USD 190 123, una de sus mejores taquillas en la temporada.
Alarmado por la anotación en contra, Jorge Célico reaccionó. Fiel a su estilo envió a la cancha a más jugadores de ataque para intentar revertir el marcador.
El gaucho hizo ingresar a Jessy Godoy y Miguel Parrales en lugar de Wilmer Godoy y Wilmer Meneses. Empató Robert Arboleda con una jugada de pelota detenida, ante la falta de precisión en los pases. Se elevó en el área tras un tiro libre (75’). Así, el juego terminó como una ruleta rusa. Ambos equipos tuvieron la iniciativa de ataque para liquidar el encuentro. Ahí, se lucieron los arqueros Banguera y Hernán Galíndez, de Católica.
Entre los directivos visitantes quedó un sinsabor, pese a todo. “Conseguimos un empate, aunque habríamos querido la victoria…”, dijo Carlos Alfaro Moreno, quien vio el juego en uno de los palcos del escenario junto a José Francisco Cevallos, el titular del plantel.
Barcelona sumó 41 puntos y sigue como líder de la segunda etapa, mientras que los camarattas acumularon 23 unidades. Ambos planteles siguen en pelea por sus objetivos.