El negocio de los autos usados es muy dinámico en todos sus canales, y los patios no son la excepción. Estos establecimientos registran una alta rotación de los productos que comercializan, especialmente en determinados meses del año, en función de la demanda de los clientes.
Pero si bien las restricciones a la importación de autos nuevos hace que muchos compradores vuelquen su atención hacia los usados, y particularmente hacia los seminuevos, este mercado depende, en gran medida, de la renovación del parque automotor.
La explicación es simple: cuando la oferta de modelos 0 kilómetros satisface la demanda, muchos usuarios venden sus autos para comprar nuevos y los primeros entran a formar parte del mercado de usados.
Cuando esto no sucede, muchos usuarios optan por conservar sus vehículos hasta cuando haya disponibilidad de comprar uno nuevo, y el mercado de usados se desabastece.
Desabastecimiento y alta demanda son una combinación que hace que los precios se incrementen en todos los niveles, pues muchos clientes están dispuestos a hacer un esfuerzo mayor por conseguir el modelo que buscan.
Aunque esta lógica es más cercana a los modelos seminuevos (hasta seis años de antigüedad, con recorrido moderado y en perfectas condiciones estéticas y de funcionamiento), también afecta a los vehículos más antiguos y ‘rodados’, pues la demanda suele repartirse entre todos los segmentos.
No obstante, para un patio de autos el negocio está en la rapidez con la que roten los productos y las existencias se renueven. En épocas de baja demanda, los patios pueden optar por reducir sus márgenes de ganancia en beneficio de la rotación del producto.
Varios de ellos ya cuentan con talleres propios para el chequeo de las unidades, y ofrecen productos y servicios complementarios que van desde el financiamiento hasta los accesorios.