Curiosamente, los ocupantes del podio del Gran Premio de Italia fueron los tres pilotos que se vieron perjudicados por la descontrolada vehemencia de Romain Grosjean, una semana antes en Bélgica.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que llegara el resarcimiento de Lewis Hamilton y de Fernando Alonso, junto con el no programado acompañamiento de Sergio Pérez.
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Para Hamilton, varios componentes de su victoria le dieron una relevancia especial. En primer lugar, sumó su tercera victoria de la temporada (con eso igualó a Alonso) y la quinta de McLaren, que también fue la tercera consecutiva del equipo británico.
Al sumar 142 puntos subió del quinto al segundo puesto de la clasificación, dejando tras de él a Kimi Raikkonen, Sebastian Vettel y Mark Webber y colocándose en buena posición para pelear por el título con el español de Ferrari en las siete carreras restantes.
Además, con su vigésimo triunfo en la categoría igualó el récord del bicampeón finlandés Mika Hakkinen, un logro trascendental al que los pilotos jóvenes suelen asignarle un gran valor emotivo.
Alonso, por su parte, asumió su tercer lugar como una victoria. Y no era para menos si se toma en cuenta que en Spa redujo su ventaja sobre Vettel de 40 a 24 puntos, y que en Monza volvió a subirla a 37, aunque ahora sobre otro rival.
Asimismo, los inesperados abandonos de los Red Bull dejaron sin chances de sumar a dos de sus contendientes directos, lo cual reduce la cantidad de adversarios cuando la F1 entra en la recta final.
El español está feliz, de eso no cabe duda. Fue afortunado de que el auto de Grosjean pasó a escasos centímetros de su cabeza hace dos semanas, sabe que es uno de los mejores pilotos de la actualidad (si no el mejor), su escudería atendió adecuadamente su requerimiento de un auto más competitivo y es cómodo líder del campeonato.
Para Pérez, su actuación más brillante no podía darse en un trazado mejor que el italiano. En vista de los crecientes rumores que lo sitúan en Ferrari en el 2013, como sustituto de Felipe Massa, el domingo se ganó el respeto y la admiración de los ‘tifosi’ y de la exigente prensa local. Ellos podrían presionar para verlo protagonizar en el futuro memorables actuaciones similares, pero vestido de rojo.
Aunque seguramente esa debe ser la gran aspiración del piloto mexicano, antes le gustaría ganar un gran premio para el equipo que le dio la oportunidad de mostrar sus condiciones. Talvez el domingo 23 nos dé una sorpresa en Singapur.
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